LA PALABRA DIARIA-Memoria Obligatoria: San Idelfonso, Obispo

Sábado, II Semana. Tiempo Ordinario

Memoria Obligatoria: San Idelfonso, Obispo

Color: BLANCO

23 de enero de 2021

(Del 18 al 25 Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos)

Primera lectura: Hb 9, 2-3.6-7.11-14
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos: La tienda tenía un primer recinto llamado «santo» donde estaban el candelabro, la mesa y los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba el recinto llamado «el lugar santísimo». Pero Cristo, ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su templo es más grande y perfecto, no hecho por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado. No usa sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.
Si la sangre de machos cabríos y de toros y el rociar con las cenizas de una becerra tienen el poder de consagrar a los profanos, devolviéndoles la pureza externa; cuanto más la sangre de Cristo que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, llevándonos al culto del Dios vivo.
Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 46, 2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas.
Pueblos todos, batan palmas, aclamen a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas: toquen para Dios, toquen, toquen para nuestro rey, toquen. R/.
Porque el Señor es el rey del mundo: toquen con maestría. Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Evangelio: Mc 3, 20-21
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo, Jesús regresó a casa con sus discípulos, y se juntó tanta gente, que no les dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales.

Palabra del Señor


“La novedad ante los cambios asusta, desconcierta y confunde” (Mc 3,20-21)

Frecuentemente lo que se sale de lo ordinario, de lo común, de la norma, es vista por la gente como anormal. Tendemos a querer conformar a la gente a nuestras creencias, a nuestras tradiciones, a nuestros paradigmas y nuestra manera de proceder. Si alguien es diferente, si no se parece a los nuestros y si actúa diferente a lo que esperamos, tendemos a discriminarlo y a excluirlo. Cuando uno de los nuestros se sale del esquema esperado por la familia, ocurre lo mismo. Nada de esto le fue extraño a hombre-Dios, Jesús.

Nacido en una familia, en un clan pequeño y rural, aprendió Jesús a moverse entre la tradición religiosa de su pueblo. Aprendió a respetar las normas, la Torah –la Palabra – los líderes religiosos de su niñez y adolescencia y “progresó en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52) bajo la tutela de su madre y su familia. No rechazó las enseñanzas de su madre, ni las tradiciones de los suyos, simplemente le dio un giro a las interpretaciones de la ley que había sido corrompida por la religión poderosa de su tiempo. Jesús, el Mesías, se descubrió y al mismo tiempo se dejó mover por el profundo amor de su Padre, Dios.

Comienza a hablar distinto, a proclamar un Reino de Dios, a lanzarse a la calle, a las sinagogas, a las comarcas proclamando un mensaje restaurador donde todos y todas podían disfrutar de los bienes del Reino: pan, tierra, salud y justicia. Esto haría enfadar los religiosos poderosos de su tiempo. Ahora se le iba a ver como un “trastornado” -alguien que no sabe lo que está diciendo-. La novedad ante los cambios asusta, desconcierta y confunde.

Hoy se nos motiva a seguir el camino de un Jesús que para algunos es incómodo y para otros es una bendición. El Reino de Dios se construye a pesar de las murmuraciones, los ataques, las incomprensiones y las críticas. Sin embargo, cuando podamos dar de comer a tantos del pan que producen los frutos de este Reinado de justicia, paz, salud y amor podremos atraer a la gente a la mesa del compartir.

El 2021 es para volver a nuestros inicios donde podíamos encontrarnos cara a cara con la persona de Jesús luchador que vino y viene a traerle la dignidad a todos y a todas. No tengamos miedo y enfrentemos nuestras parálisis para seguir construyendo el Reino a pesar de todo pesar.

(Guía Mensual)

“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍