LA PALABRA DIARIA: “Jesús se considera el novio y los discípulos son amigos del novio” (Mc 2,18-22)

Lunes, II Semana. Tiempo Ordinario

Feria o Memoria de la Virgen María

Color: AZUL O BLANCO O VERDE

18 de enero de 2021

(Del 18 al 25 Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos)

Primera Lectura: Hb 5,1-10
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos: El sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón.
Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino Aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy»; o, como dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec».
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado, El, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios Sumo Sacerdote según el rito de Melquisedec.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 109,1.2.3.4
R/. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies». R/.
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro; somete en la batalla a tus enemigos. R/.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento, entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, desde el seno, antes de la aurora». R/.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec». R/.

Evangelio: Mc 2,18-22
Lectura del santo evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno, vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?». Jesús les contesta: «¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar.” Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor.
Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».

Palabra del Señor


“Jesús se considera el novio y los discípulos son amigos del novio” (Mc 2,18-22)

Los cristianos de todo el mundo, con una frecuencia sorprendente, recibimos orientaciones diariamente desde el cielo como una especie de luces que alumbran nuestro camino y que de seguirlas fielmente nos facilitan el vivir en armonía y paz con nuestros semejantes. A veces estas luces se manifiestan en nuestra vida como una voz interior que nos llama a actuar con prudencia, empatía y humildad. En otras ocasiones las percibimos a través de consejos de un sacerdote, un hermano o también por medio de palabras escritas; pero no cabe la menor duda que el Señor siempre nos habla.
Jesús, el novio, estaba con ellos así que no precisaban ayunar. Cuando el novio está con sus amigos, es decir, durante la fiesta de la boda, los amigos no precisan ayunar. Jesús se considera el novio y los discípulos son amigos del novio. Estando Jesús con ellos están, pues, de fiesta. Pero llegará el día en que el novio ya no estará físicamente presente, y en ese momento, si ellos quieren, podrán ayunar. Jesús hace, por tanto, referencia a su muerte. Sabe y siente que, si continúa por este camino de libertad, las autoridades religiosas van a querer matarlo.
Ante lo vivido, el maestro sabe que lo nuevo debe surgir. Entiende que no debe haber remiendo nuevo sobre una tela vieja, ni vino nuevo en odre viejo. Es que a la religión de su tiempo debía dársele un giro. Jesús desea evitar que lo viejo se imponga a lo nuevo que le impediría manifestarse. No se trata de eliminar la tradición que hace crecer. Se trata, más bien, de escuchar las nuevas luces del cielo que buscan crear un Reino para todos.

Pidamos pues, a Dios, que el hombre nuevo que surgió del bautismo se mantenga siempre fiel a su palabra, al ejemplo vivo de su amado hijo Jesucristo y obedientes como nuestra madre santísima, la Virgen María.

(Guía Mensual)

“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍