Martes, III Semana. Tiempo Ordinario
Memoria Obligatoria: Santos Tito y Timoteo, Obispos
Color: BLANCO
26 de enero de 2021
(O Bien pueden utilizarse las lecturas correspondientes a la Memoria de Santos Timoteo y Tito, Obispos)
Primera lectura: Hb 10,1-10
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos: La Ley, que presenta sólo una sombra de los bienes definitivos y no la imagen auténtica de la realidad, siempre, con los mismos sacrificios, año tras año, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan a ofrecerlos. Si no fuera así, habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados una vez, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia. Pero en estos mismos sacrificios se recuerdan los pecados año tras año. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados. Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dijo: «Tú no quiere sacrificios ni ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad."»
Primero dice: No quieres ni aceptas sacrificios ni ofrendas, holocaustos ni víctimas expiatorias, que se ofrecen según la ley. Después añade: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación de cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 39,2’4ab.7-8a.10
R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Yo esperaba con ansia al Señor; Él se inclinó y escuchó mi grito; me puso en la boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios. R/.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: Aquí estoy. R/.
He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; no he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes. R/.
No me he guardado en el pecho tu defensa, he contado tu fidelidad y tu salvación, no he negado tu misericordia y tu lealtad ante la gran asamblea. R/.
Evangelio: Mc 3,31-35
Lectura del santo evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.» Les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?»
Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.»
Palabra del Señor
“Convertirnos en hermano de todos realizando la voluntad del Padre” (Mc 3, 31-35)
Hoy Jesús está predicando y llegan su madre y sus hermanos a buscarle. La respuesta pudiera resultar confusa: “el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Se tiende a decir que Jesús rechaza a su madre y a sus hermanos. Sin embargo, es todo lo contrario. Jesús utiliza cada momento y cada acontecimiento para dejar claro el mensaje sobre cómo debe de ser el seguimiento a Él. Se trata simple y sencillamente de cumplir la palabra de Dios y de hacer vida las palabras del Evangelio sirviendo a toda la humanidad como familia.
Jesús pide un verdadero compromiso para realizar la voluntad de su Padre: abrirnos hacia el pueblo, hacia la gente, aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas sin puestos, ni distinciones, sin presiones familiares, ni influencias de allegados… Nos solicita convertirnos en hermanos y hermanas de todos realizando la voluntad del Padre.
Hoy más que nunca estas palabras deben de resonar en nuestras comunidades, donde se vive un mundo de individualismo, de no preocupación por el prójimo, de no entrar en el mundo del hermano, y de búsqueda de la felicidad mediante la acumulación de bienes materiales. Parece que se nos olvida valorar lo interno del corazón, y pensamos que la necesidad del hermano es cosa aparte. Pero hoy su santa voluntad nos interpela, nos moviliza y nos entusiasma mediante el Espíritu Santo para que podamos hacer la voluntad del Padre siempre, en cada momento y con todos para construir Reino a nuestro alrededor.
(Guía Mensual)
“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍