“Jesús nos invita a practicar la humildad” (Lc 18, 9-14)

LA PALABRA CADA DÍA

Lunes, IV Semana de CUARESMA

Color: MORADO

15 de marzo de 2021

Primera Lectura: Is 65,17-21

Lectura del libro de Isaías
Así dice el Señor: «Miren, yo voy a crear un nuevo cielo y una nueva tierra: de lo pasado ni habrá recuerdo ni vendrá pensamiento, sino que habrá gozo y alegría perpetua por lo que voy a crear. Miren, voy a transformar a Jerusalén en alegría, y su pueblo en gozo.
Me alegraré de Jerusalén y me gozaré de mi pueblo, ya no se oirán en ella ni llantos ni gemidos; ya no habrá allí niños malogrados, ni adultos que no colmen sus años, pues será joven quien muera a los cien años, y el que no los alcance se tendrá por maldito. Construirán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos».

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 29,2.4.5-6.11-12a.13b
R/. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado, no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
Tañan para el Señor, fieles suyos, den gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R/.
Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

Evangelio: Jn 4,43-54
Lectura del santo evangelio según san Juan
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaria para Galilea. Jesús mismo había hecho esta afirmación: «Un profeta no es estimado en su propia patria».
Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta. Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.
Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo: «Como no vean signos y prodigios, no creen». El funcionario insiste: «Señor, baja antes que se muera mi niño». Jesús le contesta: «Anda, tu hijo está curado».
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él le preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron: «Hoy a una lo dejó la fiebre».
El padre cayó en la cuenta que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo está curado». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.

Palabra del Señor


“Creer en Jesús y ponerse en camino” (Jn 4, 43-54)

La primera parte de este evangelio se le conoce como el libro de los signos. En ella se nos narran siete milagros-signos realizados por Jesús. El primero de estos signos es el de las bodas de Caná. El segundo es el que acabamos de leer, la curación del hijo del funcionario real.
Jesús había dicho: "Un profeta no es estimado en su propia patria”. Por eso decide volver a Galilea, donde sí creían en Él. El funcionario se entera que Jesús estaba allí y se acerca a Él para pedirle que fuera a sanar a su hijo que estaba muriéndose. Pero Jesús le reprocha que ellos no creen si no ven señales y prodigios. En la figura de este funcionario y en el pueblo judío están representados todos aquellos que buscan a Jesús cuando necesitan de él. A Jesús hay que reconocerlo como nuestro salvador aun sin haber visto milagros. Nuestra fe no debe estar condicionada a los milagros. La fe del funcionario mueve a Jesús a actuar: “anda, tu hijo está curado”, el hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Ese “ponerse en camino” significa dar testimonio de lo que Jesús ha hecho en su vida.
Hoy Jesús quiere también sanar nuestros corazones, quiere que nos pongamos en camino, que demos testimonio fiable de su presencia viva en medio de nosotros. Cada día nos acercamos más a ese gran misterio de la Pasión y Muerte de Jesús. Abramos nuestro corazón y dejemos que cure nuestras dolencias del alma para así poder disfrutar de su Pascua y Resurrección.

(Guía Mensual)

“Miren, estamos subiendo a Jerusalén…” (Mt 20,18)
Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad✍