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“Jesús, buen Pastor, obra en unidad con el Padre” (Jn 10, 22-30)

LA PALABRA DIARIA

Martes, IV Semana de PASCUA

Color: BLANCO

27 de abril de 2021

Primera Lectura: Hc 11,19-26
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, se convirtieron muchos y abrazaron la fe.
Llegó noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor.
Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 86,1-3.4-5.6-7
R/. Alaben al Señor, todas las naciones
El Señor ha cimentado a Sión sobre el monte santo; y el Señor prefiere sus puertas a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R/.
«Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno todos han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado». R/.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos: «Éste ha nacido allí». Y cantarán mientras danzan: «Todas mis fuentes están en ti». R/.

Evangelio: Jn 10, 22-30
Lectura del evangelio según san Juan

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió: «Se lo he dicho, y no creen; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Palabra del Señor


“Jesús, buen Pastor, obra en unidad con el Padre” (Jn 10, 22-30)

En la fiesta de la Dedicación, Jesús está en el templo. Se celebra la liberación y el milagro del aceite, y por eso se llama la fiesta de las luces. Hasta allí llegan los judíos, entiéndase los líderes religiosos, para exigirle a Jesús una respuesta definitiva sobre su mesianismo, pues desean escuchar la confesión de sus propios labios: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente” (v. 24).
El concepto de Cristo, Ungido o Mesías que se manejaba en esa época tiene un ropaje político; el pueblo anhela al libertador, guerrero, que expulsará de sus tierras a los extranjeros que los oprimen y traerá paz, prosperidad y armonía a toda la nación. La pregunta de los líderes religiosos no se formula con el fin de buscar una respuesta aclaratoria, sino para tener evidencias que permitan condenarlo. Jesús responde retomando la imagen del pastor y las ovejas.
Es interesante la analogía que Jesús utiliza para hacer ver a los líderes religiosos que ellos no son parte de su redil. Les deja claro que ellos no son sus ovejas – ellos no obedecen ni reconocen su voz -. Jesús concluye reconociendo que Él y el Padre son uno. Esto ya dice mucho, pues Jesús, buen Pastor, obra en unidad con el Padre.
La característica más importante de las ovejas de Jesús es que ellas “oyen” la voz de su pastor. El oír va más allá del simple acto de percibir un sonido; es acatar, cumplir, poner en obra lo escuchado. Dios se ha comunicado a través de las edades, utilizando diferentes formas. Pero su creación no ha comprendido el lenguaje usado por el Señor (Heb1:1-2); ahora les habla a través de Él. Jesús utiliza el lenguaje de las acciones: sanando, alimentando, protegiendo, restaurando, rescatando la dignidad humana. Todo esto refuerza las palabras que Él ha expuesto en sus sermones y en conversaciones con sus discípulos y otros personajes.

(Guía Mensual)

“Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu”✍

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