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“El hijo del carpintero” (Mt 13,54-58) La Palabra Diaria

Sábado, IV Semana de PASCUA

Color: BLANCO

1 de mayo de 2021

Memoria Libre: San José Obrero

Primera Lectura: Gn 1,26-2,3

Lectura del Libro del Génesis
Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra”. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: “Crezcan, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla, dominen los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.”
Y dijo Dios: “Miren, les entrego todas las hierbas que engendran semillas sobre la faz de la tierra, y todos los árboles frutales que engendran semilla les servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo y a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira, la hierba verde le servirá de alimento”. Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo que había hecho; y descansó el séptimo día de todo el trabajo que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de todo el trabajo que Dios había hecho cuando creó.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 89,2.3.4.12-13.14 y 16
R/. Haz prósperas, Señor, las obras de nuestras manos”
Antes que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre, tú eres Dios. R/.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen hijos de Adán.» Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna. R/.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. ¡Vuélvete, Señor! ¿Hasta cuándo…? Ten compasión de tus siervos. R/.
Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Que tus siervos vean tu acción, y sus hijos tu gloria. R/.

Evangelio: Mt 13, 54-58
Lectura del Santo Evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: “¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre, María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y no viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿De dónde saca todo eso? Y aquello le resultaba escandaloso. Jesús le dijo: “Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta”. Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

Palabra del Señor


“El hijo del carpintero” (Mt 13,54-58)

Hoy, día 1 de mayo, la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, Patrono de los Trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
En la lectura del Génesis se nos muestra a nuestro Dios que dijo: “Hagamos”, trabajando juntos Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; además, con un plan, dice: “A nuestra imagen y semejanza”. Más adelante el texto nos muestra que el Señor estuvo complacido con la obra de sus manos. Por último, Dios reposa, santifica el séptimo día. ¿Nos esmeramos en nuestro trabajo?
Sin embargo, cuando leemos el evangelio de Mateo hoy, podemos contemplar con cierta tristeza cómo aun queriendo hacer un buen trabajo, hay ocasiones en las que no será reconocida nuestra labor. Nos muestra la actitud de los que veían a Jesús enseñando en la sinagoga, haciendo la labor encomendada y lo rechazan porque era “el hijo del carpintero”.
Nosotros debemos identificar a qué nos llama el Señor, cuál es nuestro trabajo. Busquemos la voluntad de Dios para nuestras vidas, porque haciendo eso es como cumpliremos la misión que se nos ha encomendado como hicieron Jesús y José, su padre terrenal, y así poder hacerla con la bendición de Dios, trabajando como Él mismo trabaja, viendo que es “Bueno en gran manera”
No queda más que implorar a san José la gracia de las gracias: nuestra conversión. A él dirijamos nuestra oración:
“Salve, custodio del Redentor y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo, en ti María depositó su confianza, contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José, muéstrate, padre también a nosotros y guíanos en el camino de la vida. Concédenos gracia, misericordia y valentía, y defiéndenos de todo mal. Amén.” (Oración Papa Francisco. Año de San José)

(Guía Mensual)

“Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu”✍

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