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“Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo” (Mt 16, 13-19)

LA PALABRA DIARIA

Solemnidad: San Pedro y San Pablo, Apóstoles

Color: ROJO

29 de junio de 2021

Primera lectura: Hc 12,1-11
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles

En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda. Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.» Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.» Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel. Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 33, 2-3.4-5.6-7.8-9
R/. El Señor me libró de todas mis ansias

Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamen conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor, y me respondió, me libró de todas mis ansias. R/.
Contémplenlo, y quedarán radiantes, su rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los protege.
Gusten y vean qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. R/.

Segunda lectura: Tim 4,6-8.17-18
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo

Querido Hermano: Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio: Mt 16,13-19
Lectura del santo evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, ¡Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor


“Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo” (Mt 16, 13-19)

La solemnidad de san Pedro y san Pablo es una de las más antiguas del año litúrgico. Los primeros cristianos tenían una conciencia clara que ellos constituían las dos columnas firmes de la Iglesia.
Pedro, siendo un hombre sencillo, con grandes debilidades, fue elegido por Jesús para ser la roca firme donde se edificaría su Iglesia. Fue transformado por la fuerza del Espíritu Santo hasta llegar a ser la cabeza visible de la Iglesia naciente y punto de referencia de todos los cristianos.
Pablo, un perseguidor de los cristianos, después de su encuentro personal con Jesús, llegó a ser el gran evangelizador y propulsor del cristianismo. Ambos fueron mártires por amor a Jesús y testimonio de la fuerza transformadora del encuentro con Él.
En el Evangelio de hoy vemos a Jesús preguntando qué piensan de Él. Pedro responde con una afirmación de fe revelada por Dios: “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo”. Y Jesús lo designa como piedra para edificar su Iglesia. Le da las llaves del Reino.
La solemnidad que hoy celebramos es un llamado a dar testimonio con nuestra vida de que hemos conocido al hijo de Dios, así como lo hicieron Pedro y Pablo, llevando la buena noticia por todas partes. A nosotros se nos ha confiado la misión de evangelizar con nuestra vida los ambientes donde nos movemos, ser portadores de buena noticia, brindar alegría, paz y esperanza a una sociedad cada vez más atribulada. El Señor nos dará las fuerzas necesarias para anunciar el mensaje de liberación, justicia y amor.
Hoy es día para orar por el Papa, por nuestros Obispos y por todos los que tienen grandes responsabilidades en la Iglesia, para que no desfallezcan en la misión que Jesús les encomendó.

(Guía Mensual)

“Que Dios llene de paz tu casa y te bendiga grandemente, Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén” ✍

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