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“Somos hijos y herederos, testigos y discípulos misioneros”: La palabra del lunes aquí 👇

REFLEXIONANDO LA PALABRA

Feria de NAVIDAD

“Somos hijos y herederos, testigos y discípulos misioneros”

Color: BLANCO

Lunes, 3 de enero del 2022

Memoria Libre: El Santísimo Nombre de Jesús

Primera Lectura: I Jn 2,29;3,1-6
Lectura de la primera carta de Juan

Queridos Hermanos: Si saben que él es justo, reconozcan que todo el que obra la justicia ha nacido de él. Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purifica a sí mismo, como él es puro. Todo el que comete pecado quebranta también la ley, pues el pecado es quebrantamiento de la ley. Y saben que él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado. Todo el que permanece en él no peca. Todo el que peca no le ha visto ni conocido.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 97,1.3cd-6
R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera, griten, vitoreen, toquen. R/.
Tañan la cítara para el Señor, suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas aclamen al Rey y Señor. R/.

Evangelio: Jn 1, 29-34
Lectura del santo Evangelio según san Juan

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo.» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua para que sea manifestado a Israel.»
Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado el Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo.» Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.»

Palabra del Señor


“Somos hijos y herederos, testigos y discípulos misioneros”

Juan se dirige a nosotros hoy para recordarnos algo simple y profundo: Cristo es justo, y todos los que obramos con justicia hemos nacido de Él. Nace el Dios encarnado, se nos ha sido regalado y ofrendado para que creamos que somos hijos suyos, sus herederos. ¿Realmente creemos de todo corazón que somos hijos e hijas de Dios?
La vida es un transitar por sendas con sus subidas y bajadas. Igual será este año que comienza. No debemos sorprendernos ni escandalizarnos cuando se nos presenten obstáculos, divisiones o ataques directos a nuestras convicciones y a nuestra decisión de vivir el Evangelio. Nadie es mayor que el Maestro, y el mundo lo odió primero. Este pensamiento debe suavizar el dolor del rechazo, debe alejar de nosotros sentimientos de pesimismo y de egocentrismo. Contemplando al Cordero de Dios señalado por Juan el Bautista, sus afrentas, amor, compasión, misericordia, su tortura, su silencio, inocencia y corazón limpio fortalece y allana el camino.
Mediante el Espíritu somos criaturas nuevas. El pecado ya no nos tiene aprisionados. Somos testigos llamados a proclamar un Jesús vivo y actuante en medio de nosotros. El Espíritu nos interpela para que sigamos su voluntad, para pasar por la puerta estrecha y encontrarnos con Él. Habrá días en que el enemigo logrará convencernos. Sentiremos las fuerzas del cansancio, del fracaso, tristeza y quizás hasta del deseo de abandonar. Pero “la vida es un continuo aprender a perder; perdemos poco a poco la vista, la juventud, seres queridos, es cierto, pero lo que no nos es permitido es rendirnos.”
Volvamos, pues, a la alegría de la Palabra que nos mantendrá alejados del pecado y sintonizados con la sabiduría. Oremos incesantemente alabando y proclamando nuestro lema del mes: “Proclama mi alma la grandeza del Señor”. Somos hijos y herederos, testigos y discípulos misioneros, desde el bautismo. ¡Eso nos basta!
(Guía Mensual)

“Que Dios llene de paz tu casa y te bendiga grandemente, Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén” ✍

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