“Puesto que todos somos pecadores, todos debemos arrepentirnos cada día” (Lc 5,27-32)

LA PALABRA DIARIA

Sábado después de Ceniza

“Puesto que todos somos pecadores, todos debemos arrepentirnos cada día” (Lc 5,27-32)

Color: MORADO

20 de febrero de 2021

Primera Lectura: Is 58,9b-14

Lectura del libro de Isaías
Así dice el Señor Dios: «Cuando destierres de ti la opresión, el gesto amenazador y la maledicencia, cuando partas tu pan con el hambriento y sacies el estómago del indigente, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad se volverá mediodía. El Señor te dará reposo permanente, en el desierto saciará tu hambre, hará fuertes tus huesos, serás un huerto bien regado, un manantial de aguas cuya vena nunca engaña; reconstruirás viejas ruinas, levantarás sobre cimientos de antaño; te llamarán reparador de brechas, restaurador de casas en ruinas.
Si detienes tus pies el sábado y no traficas en mi día santo, si llamas al sábado tu delicia y lo consagras a la gloria del Señor, si lo honras absteniéndote de viajes, de buscar tu interés, de tratar tus asuntos, entonces el Señor será tu delicia. Te asentaré sobre mis montañas, te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob.» Ha hablado la boca del Señor.

Palabra de Dios.

Salmo Responsorial 85, 1-2.3-4.5-6
R/. Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad
Inclina tu oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado; protege mi vida, que soy un fiel tuyo; salva a tu siervo, que confía en ti. R/.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti. R/.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica. R/.

Evangelio: Lc 5,27-32
Lectura del santo evangelio según san Lucas

En aquel tiempo, al salir, Jesús vio a un recaudador llamado Leví sentado al mostrador de los impuestos y le dijo: «Sígueme.» Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de recaudadores y otros. Los fariseos y los letrados dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que come y bebe con publicanos y pecadores?» Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»

Palabra del Señor


“Puesto que todos somos pecadores, todos debemos arrepentirnos cada día” (Lc 5,27-32)

Mientras Jesús va perdiendo fama entre los representantes del pueblo judío, va ganando terreno en la instauración del Reino celestial. Y mientras va perdiendo vida ante aquellos que pueden matar el cuerpo, la va ganando para quienes tienen la oportunidad de acercarse a Él y arrepentirse, como este recaudador de impuestos. Esto es un acontecimiento que se actualiza cada vez que un pecador se arrepiente y viene a los pies del Maestro. Y no pensemos solamente en quienes son considerados los últimos de la sociedad, en aquellos que están alejados totalmente de la Iglesia; pensemos también en los que estamos dentro de nuestra misma Iglesia, metidos en todo lo que tiene que ver con el servicio de Dios, pero que nuestro corazón está lejos de Él, como si nunca le hubiéramos conocido. Puesto que todos somos pecadores, todos debemos arrepentirnos cada día.
Mirando el testimonio de Leví tendríamos que sentir el impulso para levantarnos del lugar de nuestro pecado, no por nuestras fuerzas, sino por la misericordia de Dios que es infinita. Gracias a su misericordia podemos ir confiados a su presencia, porque sabemos que el Señor no rechaza, sino que acoge, y este gesto conlleva el perdón y la misericordia. Reconozcamos nuestras enfermedades delante del Señor, que Él es nuestra medicina y está dispuesto a sanar cada una de las heridas que podamos tener.

(Guía Mensual)

“Miren, estamos subiendo a Jerusalén…” (Mt 20,18)
Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad✍