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LA PALABRA CADA DÍA
II Semana de Pascua
“No tengas miedo”, he venido a rescatarte”
Sábado, 22 de abril del 2023
Color: BLANCO
Primera lectura: Hch 6, 1-7
Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, porque en el servicio diario no se atendía a sus viudas.
Los Doce, convocando a la asamblea de los discípulos, dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea; nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra».
La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo; a Felipe, Prócoro, Nicanor, Simón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando.
La Palabra de Dios iba creciendo y en Jerusalén se multiplicaba el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 32, 1-2.4-5.18-19
R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti
Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos. Den gracias al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
La palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Evangelio: Jn 6, 16-21
Lectura del Santo Evangelio según San Juan
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron.
Pero él les dijo: «Soy yo, no teman». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio adonde iban.
Palabra del Señor
“No tengas miedo”, he venido a rescatarte”
“Soy yo, no temas”. ¡Cuántas veces necesitamos escuchar esta frase en momentos difíciles de nuestra vida! Como los discípulos, también nosotros, experimentamos “noches cerradas”, de vientos fuertes y aguas encrespadas. Entonces, el miedo y la desesperanza se apoderan de nuestro corazón y no vemos la salida a lo que estamos viviendo. Y, aunque Jesús se acerca a nuestra barca, no somos capaces de reconocerlo, porque estamos demasiado asustados.
A veces nos embarcamos en proyectos, tomamos decisiones sin consultar el querer de Dios y nos metemos en situaciones tormentosas que nos llenan de temor y amenazan hundirnos. Jesús no se queda en tierra y trata de alcanzarnos, así sea caminando sobre las aguas. No nos deja solos y se acerca, queriendo disipar nuestras noches más cerradas. Nos dice: “no tengas miedo”, he venido a rescatarte.
¿Qué cosas estamos viviendo hoy a la que no hemos invitado a Jesús a acompañarnos? ¿Cuánto tiempo hemos estado remando, alejándonos de donde Jesús se encuentra? Pero Él se acerca a nosotros, en medio de la noche, de la turbulencia y del temor. A veces cuesta reconocerlo y llegamos a pensar que estamos abandonados a nuestra suerte, pero Él está buscándonos para llevarnos rápidamente a puerto seguro.
Pensemos en aquellas cosas que hoy nos tienen paralizados, atemorizados y sin rumbo y pidámosle al que camina sobre las aguas que suba a nuestra barca. No sigamos navegando solos en la oscuridad cuando tenemos a nuestro lado, al único que puede llevarnos a donde queremos llegar.
(Guía Litúrgica)
“El Cristo Resucitado y que vive en la comunidad nos conceda su bendición abundante”✍

