"No empecé vendiendo pizzas para ser rico… empecé porque tenía hambre, literalmente." 🍕💸
Mi infancia fue difícil. Perdí a mi papá cuando tenía 4 años y terminé en un orfanato. De adolescente, dormía en el suelo, comía cuando podía, y trabajaba en todo lo que saliera. Soñaba con ser arquitecto… pero no pude pagar la universidad. Entonces, con un préstamo y mi hermano, compramos una pizzería pequeña: DomiNick’s. La idea era simple: vender buena pizza y sobrevivir. 🧱🧃
Pero mi hermano se salió al poco tiempo y me dejó la deuda encima. Pasé años quebrado, durmiendo en la tienda, sin poder pagar ni a los empleados. Tuve que entregar mi propio auto como parte de pago. ¡Hasta llegué a entregar pizzas en bicicleta con lluvia! Pero nunca cerré. Sabía que si lograba hacer entregas rápidas y calientes… tenía una oportunidad. 🚲🌧️
Y funcionó. Cambié el nombre a Domino’s Pizza y creé un sistema de reparto en menos de 30 minutos. La empresa creció, sí, pero mi salud mental no. Me obsesioné con el trabajo, perdí relaciones, tuve que vender parte de todo para no colapsar. Pero me reinventé. Hoy Domino’s está en más de 90 países… y yo aprendí que el éxito no es llegar lejos: es seguir de pie cuando ya pensabas rendirte. 🌍🔥
"Puedes empezar vendiendo pizza… pero si pones el alma en cada caja, terminas entregando esperanza en cada rebanada."
– Tom Monaghan (Fundador de Domino’s Pizza)