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“Nadie que ha confiado en Dios ha quedado defraudado”

LA PALABRA CADA DÍA

Jueves. IV Semana de Cuaresma

“Nadie que ha confiado en Dios ha quedado defraudado”

3 de abril del 2025

Color: MORADO

Primera Lectura: Éx 32,7-14
Lectura del Libro del Éxodo

En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «Anda, baja del monte, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto”. Y el Señor añadió a Moisés: «Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo».
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios: «¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Tendrán que decir los egipcios: “con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra”? Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a su descendencia para que la posea por siempre”». Y el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 105,19-20.21-22.23
R/. Acuérdate de nosotros, por amor a tu pueblo

En Horeb se hicieron un becerro, adoraron un ídolo de fundición; cambiaron su gloria por la imagen de un toro que come hierba. R/.
Se olvidaron de Dios, su salvador, que había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra de Cam, portentos junto al mar Rojo. R/.
Dios hablaba ya de aniquilarlos; pero Moisés, su elegido, se puso en la brecha frente a él, para apartar su cólera del exterminio. R/.

Evangelio: Jn 5,31-47
Lectura del Santo Evangelio según San Juan

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí.
Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca han escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en ustedes, porque al que él envió no le creen.
Estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no quieren venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, los conozco y sé que el amor de Dios no está en ustedes. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibieron; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibirían.
¿Cómo podrán creer ustedes, que aceptan gloria unos de otros y no buscan la gloria que viene del único Dios? No piensen que yo les voy a acusar ante el Padre, hay uno que les acusa: Moisés, en quien tienen su esperanza. Si creyeran a Moisés, me creerían a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?».

Palabra del Señor


“Nadie que ha confiado en Dios ha quedado defraudado”

Hola, mis hermanos: en esta lectura que hemos leído muchas veces podemos ver dos escenarios. Por un lado, vemos cómo un pueblo que había visto la misericordia de Dios, de sacarlo de la esclavitud, y el milagro de abrir el Mar Rojo para que ellos cruzaran, se habían desviado, y olvidado de lo que habían vivido. Producto de esto, el Señor le manifiesta a Moisés su enojo y sus planes de prácticamente destruirlos. Y por el otro lado vemos a un Moisés que no está ajeno a la situación y le pide al Señor, que tenga misericordia de su pueblo y le recuerda su promesa que le había hecho Abraham, Isaac e Israel, y es en ese momento que el Señor se arrepintió. Vemos de nuevo el amor de Dios reflejado en el perdón y cómo el Señor escucha la oración de intercesión de Moisés y cumple su petición. Esto nos enseña que cuando en algún momento nosotros, o alguien a nuestro alrededor, se haya apartado del camino de Dios y no esté dispuesto a cambiar, pidamos la misericordia de Dios, porque nadie que ha confiado en Dios ha quedado defraudado, porque el Señor se Acuerda de nosotros, porque nos ama.
Los judíos no creen en el testimonio de Jesús, tal vez porque es uno de ellos; sin embargo, han creído en el testimonio que han dado sobre Él. La enseñanza es que muchas veces estamos tan aferrados a las normas y las reglas que nos olvidamos del amor y la misericordia de Dios. Jesús hizo grandes milagros donde quiera que pasara; sin embargo, aun así, no fue recibido en su pueblo y al final hasta le costó la vida.
En este año jubilar, tratemos de ver a Jesús en cada momento de nuestras vidas, sobre todo en las pequeñas cosas; y que su vida sea el testimonio que es el Hijo de Dios. Sepamos que las formalidades son importantes, pero más importante aún es que Jesús no necesita formalidad para actuar en nuestras vidas, y de igual manera nos llama a hacer lo mismo. Amén.

(Guía Litúrgica)

Categorías: Nacionales
Melvin Mix:
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