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LOS VINCULOS DE LA ACADEMIA CON LA ANDROGOGIA Y EL CONOCIMIENTO POR: JUAN C. BENZÁN.

(Fragmentos de cláusulas inconclusas)

Por: Juan C. Benzán

En mi sempiterno afán de intentar paliar mi minúsculo acervo cultural, precario saber e ínfimo haber intelectual, al igual que a Sigmund Freud (Padre del Psicoanálisis) y la Dinámica Egocéntrica de su genial alumno Alfred Adler, me he visto en la imperiosa necesidad de estudiar a los grandes tratadistas de la pedagogía tradicional, quienes en sus socorridas absurdas concepciones sostenían que el proceso de la enseñanza-aprendizaje sólo era apto para ser aplicado al niño y al joven, no a los seres adultos, porque en la adultez el ser humano no contaba con la capacidad para aprender o asimilar el muy exigente proceso de la educación, la cual debe ser el fin último y primero de todo proceso didáctico; y como tal, debe abrazar el aprendizaje continuo y permanente del individuo.

En contraposición a los preceptos de la pedagogía tradicional, los precursores de la andragogía sostienen que la educación persigue al ser humano durante todo el transcurso de su vida o existencia, por cuyo motivo el proceso del aprendizaje debe ser continuo y permanente, siendo esa la única lógica valedera por la cual he tenido que hurgar en las concepciones de los grandes precursores y sustentadores de la Andragogía como disciplina educativa; pues con sobrada certeza, en contraposición a los primeros, como ya lo he expresado, los últimos sostienen que la «educación persigue al hombre (ser humano) durante todo el trayecto de su vida.

Desde el año 1833 el vocablo «andragogía» fue utilizado por primera vez por Alexander Kapp (norteamericano), en ocasión de describir las prácticas didácticas del inmenso Platón llevada a efecto en las enseñanzas al conjunto de sus alumnos compuesto por jóvenes y adultos, lo que demuestra inefablemente que siendo muy antigua la andragogía, en su genuina esencia de disciplina que tiene como fin principal la educación de los adultos y a la que algunos versados en el conocimiento humano consideran como ciencia y arte al mismo tiempo, es relativamente nueva en el pensum de nuestras academias de estudios superiores y universidades, aunque la misma se ha venido aplicando en nuestros estamentos educativos a partir del siglo XX, principalmente en los quehaceres de la educación a distancia.

Dentro de los grandes precursores de la andragogía resultan insoslayables los nombres del mesías crucificado en la santísima cruz del calvario (Jesucristo), quien utilizó como herramienta sacrosanta el lenguaje de las parábolas para trasmitir sus perennes enseñanzas testimoniales a los adultos; de Sócrates (El Gran Maestro), quien estatuyó conceptos andragógicos dentro del contexto de su maravillosa obra titulada «La Mayéutica», Félix Adam, con su fructífera teoría sobre el aprendizaje del adulto, así como los de otros auténticos precursores de la Andragogía que por razones de tiempo y espacio no he podido inhibirme en soslayar en las líneas precoces de este limitado medio.

La genial tratadista Rodelinda Sierra Fontalvo, quien es Socióloga y Magíster en docencia e investigación universitaria de la Universidad Autónoma del Caribe (situada en Barranquilla, Colombia), ha expresado textualmente que «El modelo andrológico del DRH es un paradigma unificado, es el resultado de la fusión de varias teorías, no obstante, mantiene su propia integridad. Este es un modelo de procesos, en contraposición a los utilizados por la mayor parte de los educadores tradicionales».

Por lo antes expuesto, aunque la Andragogía se imparte desde hace cierto tiempo como parte del pensum en nuestras prestigiosas universidades o academias de estudios superiores, resulta oportuno advertir a nuestros consagrados actores del aún precario sistema educativo nacional, que impartir docencia no significa enseñar a memorizar de manera temporal los conceptos impartidos o aprendidos de memoria para pasar una asignatura o adquirir un título académico que faculta a un «profesional» o técnico cualquiera para la ostentación u ocupación de un trabajo remunerado en una determinada área del saber, si el mismo como tal no puede justificar o avalar el caudal de sus reales conocimientos mediante la capacidad cimentada sobre el dominio de los fundamentos filosóficos-teóricos y procedimientos experimentales pertinentes, pues la capacidad y los conocimientos no son necesariamente los que rezan en el papel, sino los que se sustentan en el auténtico e irrebatible dominio obtenido y sustentado en el estudio continuo conexo con la investigación, la reflexión y experimentación inherentes a la ciencia, arte u oficio de que se trate.

Por ser cabalmente loable y fructífero para su crecimiento o desarrollo social y personal, aconsejo de manera fehaciente a todos los estudiantes, a los jóvenes y a los adultos, que se enmarquen de manera incondicional en la importantísima misión de obtener un certificado profesional o técnico y que ipso facto se hace imperioso convertirse en asiduos lectores e investigadores sobre numerosas instructivas óptimas obras que versan sobre diferentes géneros, en aras de hacerse ostentadores de un auténtico nivel intelectual: no ser un simple profesional de papel o un simple empírico, puesto que ser “autodidacta” está por encima de la ostentación de un título carente del aval de los auténticos conocimientos adquiridos al abrigo de la invaluable investigación continua y sus conexas herramientas fundamentadas en el escalpelo del análisis concienzudo, la reflexión y la experimentación, en nupcias inseparables con los vinculantes conceptos teóricos y prácticos correspondientes a la aludida investigación.

Lo antes expuesto es también aplicable al empírico, que únicamente posee habilidades adquiridas en el ejercicio de la práctica, sin poseer—al igual que el técnico o profesional de papel—, el dominio teórico filosófico de los preceptos conexos e inherentes a cualquier profesión, arte u oficio, por lo que constituye un innegable desatino confundir conceptualmente al “empírico” con el “autodidacta”, lo mismo que al “autodidacta” con el “polímata”, aunque el polímata puede ser autodidacta al mismo tiempo, como fueron el genial Leonardo Da Vinci y nuestro insigne profesor Juan Emilio Bosch y Gaviño.

No basta con manejar un software que se ha practicado sin saber los efectos que las operaciones realizadas con el mismo producen en las partidas dobles estatuidas en el 1494 por el colosal polímata fraile franciscano Fray Luca Bartolomeo de Pacioli (padre de la contabilidad moderna) en el sistema de contabilidad de una entidad determinada, pues por ejemplo; un contador Público Autorizado (CPA), o un Tenedor de Libros, al igual que un simple Cajero de Instituto puede haber practicado sobre el manejo o uso de un Software de Facturación y Ventas o de otra naturaleza, e ignorar completamente el simple uso de otros softwares similares o no, sobre los cuales no ha recibido prácticas o entrenamientos específicos.

Aprovecho este medio para aconsejar la descontinuación a todos los que consuetudinariamente instalan sistemas de contabilidad computarizada o de cualquier otra forma sin registrar el inventario inicial de mercancías como parte del asiento del Balance General o Estado de Situación inicial, en razón de que en todo verdadero sistema de contabilidad organizada después del Catálogo, Carta o Sistema de Cuentas, debe seguir el asiento inicial o de apertura contentivo de los datos del Balance General o Estado de Situación Inicial (de las Cuentas Reales); pues si no se registra la existencia inicial de mercancías, todas las mercancías vendidas correspondientes a los ítems del inventario inicial representan ganancias que no han sido obtenidas, porque el Inv. Inicial forma parte del Costo de Ventas, el Costo de Ventas rebaja o deduce el Beneficio o Ingreso Bruto y por consiguiente disminuye el beneficio neto obtenido durante el periodo fiscal (ejercicio fiscal o contable).

El absurdo e innecesario error antes aludido trae como consecuencia el pago de impuestos innecesarios sobre beneficios netos no obtenidos, aunque tengo noticias procedentes de fuentes fidedignas de que existen funcionarios o empleados de entidades que atribuyen el incremento de pagos de impuestos innecesarios a que el contador o asesor registró un inventario final en la declaración jurada del periodo precedente, puesto que el Inventario final de un período pasa a ser el Inventario Inicial del año o período siguiente.

Es justo afirmar además, que con escasas las salvedades (que las hay), aquí se acostumbra instalar sistemas de contabilidad por medio de softwares listando los productos de la empresa, sin registrar la existencia inicial de los mismos y hasta sin que aparezca el RNC de la entidad correspondiente, la correcta secuencia numérica autorizada, ni el tipo de NCF en las transacciones u operaciones realizadas.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que todos los seres humanos por humildes que sean pueden enseñarnos algo y que constituye un desatino cuestionable que un auténtico profesional o técnico profesional, de manera exclusiva únicamente posea dominio de la materia básica correspondiente al área de su profesión u oficio, porque “el que sólo sabe de contabilidad, ni contabilidad sabe”. Es necesario escarbar permanentemente en heterogéneas apropiadas fuentes del saber, en pos de incrementar el acervo cultural, ya que ser intelectual, versado o auténtico conocedor de una o más áreas del saber, no lo acredita un simple pergamino, sino el caudal de los irrefutables conocimientos obtenidos con la invaluable inversión, abnegación, trabajo y esfuerzo, dedicando en forma constante y continuas numerosas horas nocturnas, vespertinas y diurnas a la investigación, reflexión y experimentación de las selectas óptimas obras relacionadas con numerosas disímiles áreas del saber.

Respecto a lo expresado en el párrafo anterior podemos citar lo que se expone a continuación:

Admiro en demasía a mi prestigioso amigo profesor universitario y Contador Público Autorizado (CPA) Cedano; mas, en calidad de asesoría sobre una Tesis de Grado para optar por el título de Licenciatura en Contabilidad y Auditoría, enseñé a la brillante alumna Míriam Benzán (egresada de mi bien reputada escuela de enseñanza de contabilidad avanzada en forma teórica y con laboratorio de práctica), que aunque no se considera para determinar el índice de liquidez o de solvencia de una entidad, el único “cargo diferido” que puede incluirse en el “activo circulante, corriente o flotante” (lo de flotante lo aprendí en las Escuelas Internacionales de América Latina), son los gastos pagados por anticipado; mas, mi admirado aludido prestigioso profesional y catedrático, al participar como corrector del Trabajo de Grado para optar por el título de Licenciada en Contabilidad y Auditoría le objetó dicha clasificación y le quitó varios puntos a la talentosa joven estudiante, enfrascándose en una ardiente discusión conceptual los dos, por cuyo motivo ella reclamó y acudió a quien escribe y le reiteré que conforme a la vigente Guía de Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados (GPCGA) era correcto clasificarlo dentro del Activo Corriente al igual que dentro del grupo de los cargos diferidos, suministrándole ipso facto la auténtica fuente que otorgaba la razón que le fue obligatoriamente reconocida a la citada alumna: Esa alumna que es hoy una brillante profesional le enseñó a su “inconmensurable” profesor Cedano, ese concepto pueril que él ignoraba para entonces, quedando claro que todo ser humano tiene algo que enseñar a los demás (la clasificación aludida aún conserva vigencia y está conforme con las NIC y las NIIF).

Al abordar al epílogo de esta inconclusa entrega, por considerarlo edificante para estudiantes, pseudointelectuales y profesionales de las diferentes áreas del saber, paso a definir los términos o vocablos siguientes:

1.- POLIMATA (no polímato que es incorrecto): Es la persona que tiene gran dominio o conocimientos sobre diversas áreas o campos del saber. «Quien ostenta grandes dominios o conocimientos sobre diversas materias científicas o humanísticas».

2.- AUTODIDACTA: Es quien aprende por sí sólo mediante la dedicación, abnegación e investigación sobre las óptimas fuentes o apropiadas herramientas fundamentales de los estudios y las experimentaciones relacionadas con los mismos, el que realiza su autoaprendizaje sustentado ipso facto sobre el dominio de las teorías y las prácticas que son el objeto de cualquier área del saber. Quien haya realizado cualquier nivel de estudios en universidades o academias de estudios técnicos profesionales pierde la ostentación y el privilegio de poder denominarse AUTODIDACTA. Un paradigma insuperable del AUTODIDACTA Y POLIMATA lo tenemos en nuestro fenecido e inmortal maestro de maestros, el extraordinario e insigne profesor Juan Emilio Bosch y Gaviño.

Contrario a «EL EMPIRICO», «EL AUTODIDACTA» posee el dominio teórico filosófico y práctico de cualquier profesión, arte u oficio correspondiente a su autoaprendizaje o área específica del saber. Jesucristo en su calidad de ser uno de los precursores de la andragogía, la cual es una asignatura o materia relativamente nueva en nuestro pensum universitario, de una u otra manera, ha hecho un gran aporte en favor del AUTODIDACTA, al igual que lo ha hecho el genial tratadista Félix Adam con su teoría sobre el aprendizaje del adulto, aunque EL AUTODIDACTA no precisa de ningún preceptor humano como lo establece la Andragogía, pero sí de la herramienta básica de la investigación como parte fundamental del método de esa importante disciplina del área de la enseñanza.

3.- EMPIRICO: es la persona que a partir de la práctica (de la experiencia) desarrolla ciertos conocimientos parciales o habilidades sobre cualquier labor o área del saber, sin tener el dominio de los fundamentos teóricos filosóficos correspondientes.

Si están ausentes los conocimientos teóricos filosóficos, la reflexión y los experimentos sobre cualquier arte, profesión u oficio, se puede ostentar un título técnico o profesional de cualquier grado otorgado por cualquier casa de estudios superiores o universidad, escuela o academia y padecer de miopía intelectual, o ser algo menos que un simple empírico racional; pues el conocimiento no es el que reza en el papel, es el que se obtiene mediante la investigación, dedicación y exploración de las correspondientes fuentes de estudios y las experimentaciones relacionadas con los mismos; o sea, el que se sustenta en el conocimiento o dominio de los fundamentos teóricos filosóficos y experimentos adquiridos correspondientes a la profesión, arte u oficio vinculantes al área del saber de que se trate.

4.- INTELECTUAL: Con esa calificación se designa a la persona que es un permanente estudioso y sabio investigador, muy culto y pensador, o que posee muchos conocimientos adquiridos por medio del estudio consagrado.

5.-PSEUDOINTELECTUAL: es un falso intelectual.

6.-MIOPE INTELECTUAL: Quien por necedad, egocentrismo o ignorancia se afana en no reconocer ante sus semejantes las facetas intelectuales ostentadas por un ente humano cualquiera, o las esconde por cinismo tras la opacidad de los cristales de sus nubladas gafas o vetustos espejuelos.

El autor es poeta, ensayista, corrector de estilo, prologuista, asesor financiero y laboral, profesor de contabilidad, literatura, gramática, filosofía y psicología, etcétera.

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Un comentario

  1. Post scriptum: En la edición del ut supra artículo debe leerse siempre «Andragogía», en lugar de «Androgogía»

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