Jueves, IV Semana. Tiempo Ordinario
“No necesitamos muchas cosas para seguir al Señor” (Mc 6, 7-13)
Color: VERDE
4 de febrero de 2021
Primera lectura: Heb 12,18-19.21-24
Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos: Ustedes no se han acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni han oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo.» Ustedes se han acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a asamblea de innumerables ángeles, en fiesta, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel. Palabra de Dios.
Salmo Responsorial: 47,2-3ab.3cd-4.9
R/. Oh, Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo
Grande es el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra. R/.
El monte Sión, vértice del cielo, ciudad del gran rey; entre sus palacios, Dios descuella como un alcázar. R/.
Lo que habíamos oído lo hemos visto en la ciudad del Señor de los ejércitos, en la ciudad de nuestro Dios: que Dios la ha fundado para siempre. R/.
Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia. R/.
Evangelio: Mc 6,7-13
Lectura del santo evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quédense en la casa donde entren, hasta que se vayan de aquel sitio. Y si un lugar no los recibe ni los escucha, al marcharse sacúdanse el polvo de los pies, para probar su culpa.» Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Palabra del Señor
“No necesitamos muchas cosas para seguir al Señor” (Mc 6, 7-13)
El evangelista Marcos nos presenta la forma de Jesús para llamar a sus discípulos y enviarlos a una misión. Primero los llama de dos en dos indicando la importancia de la comunidad para evangelizar; en segundo lugar, les da autoridad para echar fuera cualquier espíritu inmundo que tenga cualquier persona que se encuentren en el camino, y tercero que no llevarán pan, ni alforja; solamente unas sandalias para los pies, poder anunciar la buena nueva que están sedientos de la palabra de Dios, como a aquellos hermanos que aún no han tenido un encuentro personal con Jesús. Podemos pensar que Jesús es muy exigente con sus discípulos, pero realmente su exigencia nos lleva a descubrir lo necesario para ser su discípulo; no necesitamos muchas cosas para seguir al Señor Jesús porque él nos da lo más importante y es su autoridad, para anunciar su palabra, la fe, y la disponibilidad sin importar las circunstancias que se nos vayan presentando en el caminar.
Jesús es claro en su palabra porque ella es la razón para que muchos se conviertan al escucharla y al acogerla en sus corazones sean también cristianos, pero, ante todo, discípulos del Señor, hombres y mujeres dispuestos a degastar la vida a causa del Reino de Dios, capaces incluso de morir si es necesario por la verdad de Cristo. Necesitamos dejar todas nuestras seguridades materiales y humanas, hasta lograr doblegar nuestras ideas, gustos, deseos e intereses personales para que el anuncio del Señor sea eficaz y creíble por nuestro testimonio.
Por lo tanto, tenemos una gran tarea, no solamente de ser cristianos, cualquiera puedo serlo, pero pocos son sus discípulos. Si nos preguntáramos ¿Cómo es un discípulo? Es una persona que ha muerto a sí misma y por eso, está preparada para seguir a Jesús en libertad, porque ha transformado su propia vida a partir de una profunda conversión en el Señor, haciendo que su manera de pensar sean los pensamientos de Dios, sus propios sentimientos sean los de Cristo, su forma de actuar y de comportarse, las de Jesús.
(Guía Mensual)
“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍