LA PALABRA DIARIA: “La multitud misma se asombra por lo que hace y dice Jesús” (Mc 6,1-6)

Miércoles, IV Semana. Tiempo Ordinario

(Feria o Memoria Libre: San Blas, Obispo y Mártir)

Color: VERDE o ROJO

3 de febrero de 2021

Primera lectura: Heb 12,4-7.11-15

Lectura de la Carta a los Hebreos

Hermanos: Todavía no han llegado a la sangre en su pelea contra el pecado. Han olvidado la exhortación paternal que les dieron: «Hijo mío, no rechaces el castigo del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos.» Acepten la corrección, porque Dios los trata como a hijos, pues, ¿qué padre no corrige a sus hijos? Ningún castigo nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz. Por eso, fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes, y caminen por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará. Busquen la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procuren que nadie se quede sin la gracia de Dios y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 102, 1-2.13-14.17-18a
R/. “La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos”.
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; porque Él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. R/.
Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio: Mc 6,1-6
Lectura del Evangelio según San Marcos

En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí? “Y desconfiaban de Él. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor


“La multitud misma se asombra por lo que hace y dice Jesús” (Mc 6,1-6)

La palabra de este día nos deja ver la actitud orgullosa de un pueblo que no ve más allá de lo que habla Jesús en la sinagoga. La multitud misma se asombra por lo que hace y dice Jesús, pero realmente no reconocen que él es el Mesías, el Señor. Por eso, Jesús deja de realizar milagros porque su propio pueblo no reconoce quien es él sino al Jesús hijo de María y de José, nada más.

Llegar a saber mucho de la vida de Jesús hasta profundizar cómo vivió y actuó, verdaderamente no está mal, pero saber todo acerca de Jesús sin tener un encuentro personal con él, sin tener esa experiencia íntima con su persona, sintiendo su compañía, estaríamos perdidos, aunque digamos somos cristianos, si no se da ese encuentro con Jesús, viviríamos vacíos por dentro. Además de conocerlo y saber acerca de su vida debemos tener pasión de escuchar su palabra y sobre todo de ser sus discípulos en medio de la corrección que nos hacen nuestros hermanos de comunidad, para que hagamos las cosas bien. La carta a los Hebreos nos dice: Busquen la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.
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Buscar lo que agrada al Señor especialmente la paz para vivir en santidad y desde ella santificar a otros con nuestra vida, y si nos preguntáramos ¿Es fácil lograrlo? La repuesta será: la verdad no, pero con el esfuerzo veremos los frutos no en el tiempo nuestro sino en el tiempo de Dios. No nos conformemos con ir a misa, leer la palabra, rezar el rosario, hacer una oración; dando por hecho, que cumplimos con lo que Dios nos pide. ¿Será suficiente eso? Creo que no. Aunque son importantes todos estos actos de fe porque nos ayudan, pero el Señor nos pide una fe más sólida, más cercana con el prójimo; una fe que nos mueva desde nuestras entrañas para salir de nosotros mismos, al igual que Jesús, para el otro, para mi hermano, mostrándole el rostro de Jesús con nuestra presencia y cercanía.

Pues que el Señor Jesús nos anime, pero sobre todo nos ilumine, para que podamos reconocerlo en el que sufre, en el que llora, en aquellos que son abandonados, en el que sonríe y también se alegra, para así ser un cristiano con una fe grande, pero a la vez comprometida para acoger a los demás, aunque recibamos rechazos inesperados por el mundo.

(Guía Mensual)

“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍