Sábado, V Semana. Tiempo Ordinario
Color: VERDE
13 de febrero de 2021
Primera lectura: Gn 3,9-24
Lectura del libro del Génesis
El Señor Dios llamó al hombre: “¿Dónde estás?”. Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí». El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?». Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí”. El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?». La mujer respondió: «La serpiente me engañó y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón».
A la mujer le dijo: «Mucho te haré sufrir en tu preñez, parirás hijos con dolor, tendrás ansia de tu marido, y él te dominará».
Al hombre le dijo: «Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella te sacaron; pues eres polvo y al polvo volverás».
El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven. El Señor Dios hizo pellizas para el hombre y su mujer, y los vistió. Y el Señor Dios dijo: «Miren el hombre es ya como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal. No vaya a echarle mano al árbol de la vida, coja de él coma y viva para siempre». Y el Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde lo habían sacado. Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines la espada llameante que se agitaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 89,2.3-4.5-6.12-13
R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación
Antes que naciesen los montes o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios. R/.
Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: «Retornen, hijos de Adán». Mil años en tu presencia son un ayer que pasó; una vela nocturna. R/.
Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R/.
Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R/.
Evangelio: Mc 8,1-10
Lectura del santo Evangelio San Marcos
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente, llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos». Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para que se queden satisfechos?». Él les preguntó: «¿Cuántos panes tienen?». Ellos contestaron: “Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió; luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.
Palabra del Señor
“Cristo está siempre presente” (Mc 8, 1-10)
A veces culpamos a otros por nuestros pecados, realizando una acción injustificable. Adán cuando es cuestionado por el Juez, que es Dios, no se reconoce pecador, más bien, culpa a Eva. Y Eva culpa a la serpiente. Muchas veces no reconocemos nuestras debilidades, sino que nos justificamos, pues no queremos asumir las consecuencias de nuestras acciones. De este modo nunca tendremos un corazón sensato como nos dice el salmista, pues sólo siendo sensatos el Señor tendrá compasión de nosotros. Jesús se interesa por las personas, no las culpa.
Cristo está siempre presente y se comparte en el pan eucarístico. En cada eucaristía podemos contemplar que Jesús pudiendo ser Juez, se hace uno con nosotros, se da, se dona, nadie le gana en generosidad.
Hoy tú y yo debemos realizar un cambio en nuestras vidas, dejemos de justificar nuestros pecados, nuestras acciones y hagamos lo que hizo Jesús: ser generosos. Esta es nuestra misión como hijos de Dios que somos, esta nuestra vocación como cristianos. Pidamos la gracia hoy de la generosidad para que podamos, al modo de Jesús, ser auténticos cristianos que, conscientes de sus debilidades, no buscan justificarse o culpar a los demás, sino que se reconocen pecadores y van al Maestro para que les ilumine y les perdone. Pues el Señor ha sido nuestro refugio de generación en generación como la antífona del salmo.
(Guía Mensual)
“Señor, haznos dóciles a tu Espíritu para que podamos estar siempre alegres y a tu lado ✍