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“JESÚS EL REY” (Mc 14,1-15,47) La Palabra del Domingo

LA PALABRA DIARIA

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor

Color: ROJO

28 de marzo de 2021

Primera Lectura: Is 50, 4-7

Lectura del Profeta Isaías 50, 4-7
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor Dios me ha abierto el oído; y yo no me he revelado ni me he echado atrás. Ofrecí la espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no oculté el rostro a insultos y salivazos.
Mi Señor me ayudaba, por eso no quedaba confundido; por eso ofrecí el rostro como pedernal, y sé que no quedaría avergonzado.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 21, 8-9. 17-18a. 19-20. 23-24: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: «Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere.» R/.
Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. R/.
Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R/.
Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alábenlo; linaje de Jacob, glorifíquenlo; témanle linaje de Israel. R/.

Segunda Lectura: Fil 2, 6-11

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 6-11
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble –en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios.

Aclamación antes del evangelio Fil. 2,6-9
Cristo, por nosotros, se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz, por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “nombre-sobre todo-nombre.”

Evangelio: MC 14 ,1-15 .47

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.

¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
Cronista. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:

  • «Tú lo dices».
    C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
    S. «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan».
    C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba extrañado. Por la fiesta solía soltarles un preso, el que le pidieran.
    Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre.
    Pilato les preguntó:
    S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
    C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
    Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
    Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
    S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».
    C. Ellos gritaron de nuevo:
    S. «Crucifícalo».
    C. Pilato les dijo:
    S. «Pues ¿qué mal ha hecho?».
    C. Ellos gritaron más fuerte:
    S. «Crucifícalo».
    C. Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le ponen una corona de espinas, que habían trenzado.
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio —al pretorio— y convocaron a toda la compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacan para crucificarlo.

Conducen a Jesús al Gólgota.
C. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»),

«Fue contado entre los enemigos».
C. y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado ya sí mismo no se puede salvar.
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz».
C. De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos, burlándose:
S. «A otros ha salvado y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los otros crucificados lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró.
C. Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente:

  • «Eloí Eloí, lemá sabaqtaní?».
    C. (Que significa:
  • «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»).
    C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
    S. «Mira, llama a Elías».
    C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
    S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».
    C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.

C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».

Palabra del Señor


JESÚS EL REY
Por P. Wilkin Castillo, San Juan de la Maguana

Con este domingo damos por terminada la experiencia única de la cuaresma, y es única por el hecho de que ninguna cuaresma es igual a otra, nos adentramos en otra experiencia marcada por una mayor riqueza espiritual, me refiero a la Semana Mayor, conocida como Semana Santa.
Hoy, una vez más, nos hacemos conscientes que el cristianismo es un camino, pues, hemos caminado todo el proceso de la cuaresma, 40 días como su nombre lo indica, con las practicas que la Iglesia nos exige que observemos. Ayer con el viernes dolores, todos estuvimos convocados para acompañar a Jesús junto a María de manera simbólica camino hacia la cruz del calvario, hoy, también caminamos junto a Jesús declarado Rey, en el marco de este domingo de Ramos.
Nos dice el relato de San Marcos: “Se acercaban a Jerusalén, por Betfagé y Betania, junto al monte de los Olivos, y Jesús mandó a dos de sus discípulos, diciéndoles: Vayan a la aldea de enfrente y, en cuanto entren, encontrarán un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganmelo.” Toda la vida de Jesús estuvo matizada por una humildad muy notada, para trasladarse montó un borrico, dando muestra de que no se dejó arropar por grandeza humana.
Y si alguien les pregunta contéstenle: “El Señor lo necesita y lo devolverá pronto.” Hoy también a ti y a mi el Señor nos necesita, somos nosotros los encargados de llevar por todos lados el mensaje que él trajo a la humanidad, un mensaje que siempre va a encontrar rechazo por algunos, pero que en la mayoría de los casos es bien recibido por una multitud hambrienta y sedienta de Dios.
Fueron y encontraron el borrico en la calle, atado a una puerta, y lo soltaron. Algunos de los presentes les preguntaron: “¿Por qué tienen que desatar el borrico?” Ellos les contestaron como había dicho Jesús; y se lo permitieron. Llevaron el borrico, le echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Las palmas y las ramas de olivo simbolizaban la paz que traía el Mesías, pero que más tarde serian manchados con la sangre inocente del cordero degollado. Los que iban delante y detrás gritaban: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. ¡Hosanna en el cielo!”
¡¡¡Que también nosotros cantemos el hosanna en el cielo en este domingo de ramos y que permanezca viva para siempre esta aclamación y no la matemos el Viernes Santo por las palabras crueles e injusta de crucifíquenlo!!!

“Miren, estamos subiendo a Jerusalén…” (Mt 20,18)
Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad”✍

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