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“Estar atentos para ir en auxilio de los hermanos que han perdido su mirada de Dios” (Mt 18, 15-20)

LA PALABRA DIARIA

Miércoles, XIX Semana. Tiempo ordinario

Color: BLANCO

11 de agosto de 2021

Memoria Obligatoria: Santa Clara, Virgen

Primera Lectura: Dt 34,1-12
Lectura del libro del Deuteronomio

En aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, que mira a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, el territorio de Neftalí, de Efraín y de Manasés, el de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó, la ciudad de las palmeras, hasta Soar; y le dijo: «Ésta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: “Se la daré a tu descendencia.” Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella». Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en Moab, como había dicho el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Peor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba. Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor.
Los israelitas lloraron a Moisés en la estepa de Moab treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés. Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos; los israelitas le obedecieron e hicieron lo que el Señor había mandado a Moisés. Pero ya no surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el Faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 65,1-3a.5.8.16-17
R/. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida
Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre, canten himnos a su gloria. Digan a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R/.
Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. Bendigan, pueblos, a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas. R/.
Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo: a él gritó mi boca y lo ensalzó mi lengua. R/.

Evangelio: Mt 18,15-20
Lectura del Santo Evangelio según san Mateo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo. Les aseguro, además, que, si dos de ustedes se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».

Palabra del Señor


“Estar atentos para ir en auxilio de los hermanos que han perdido su mirada de Dios” (Mt 18, 15-20)

Queridos hermanos: La historia del pueblo de Dios ha estado sellada por el amor, la bondad y la fidelidad de Dios en todo momento. Moisés es el profeta fiel que responde al llamado, es el siervo que cae y que se levanta, el siervo que peca y que se arrepiente. Moisés, salvado de las aguas, prefigura lo que acontecerá con cada uno de los que confían y reconocen el señorío de Dios en sus vidas. Dios le mostro la tierra prometida, en la certeza de que todos aquellos que formen su descendencia, su pueblo escogido, vivirán en la tierra prometida, como prefiguración de la vida eterna.
Todo aquel que ha nacido de Dios, todo aquel que vive en la gracia de su Espíritu decide alcanzar la santidad, puede vencer el aguijón de su propia carne. Hay una muerte a esos instintos por la fuerza del Espíritu Santo que reside en el corazón. Ese corazón es capaz de humillarse, es capaz de pedir perdón. Sufre dolor de herir el corazón de Dios, y hace silencio, y busca reparar la pena causada. Pero, esto sólo es posible en aquellas almas que se mantienen firmes en oración a tiempo y destiempo y permanecen en su gracia.
En el evangelio de San Mateo se nos invita a estar atentos para ir en auxilio de los hermanos que han perdido su mirada de Dios. Aquellos que arrastrados por el aguijón del pecado se salen del camino.
En el capítulo 18 del evangelio de San Mateo se nos ofrece una guía para manejar la corrección fraterna. Cómo manejar este proceso de rescate. Y si no quiere regresar al camino, considerarle apartado. Pero se requiere continuar orando, no dejar de insistir en el rescate de esa alma para Dios. Unirse en oración ferviente para que cuando dos o más se unan en oración la intercesión pueda ser atendida.
Este llamado de corrección se hace con la asistencia divina, y sólo los corazones que están en gracia pueden luchar contra todo lo que no es de Dios. Necesitamos estar en gracia, para luchar por el reino, mantenernos en constante oración. Insisto, en constante oración. Este es el alimento de las almas fuertes; sólo en gracia podemos enfrentar las guerras espirituales y alcanzar la victoria para Dios.

(Guía mensual)

“Que Dios llene de paz tu casa y te bendiga grandemente, Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén” ✍

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