El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

30 agosto 2025

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LA PALABRA CADA DÍA

XXI Semana Tiempo Ordinario

Juan Bautista: "el mayor entre los nacidos de mujer"

Sábado, 30 de agosto del 2025

Color: BLANCO

Primera lectura: 1Tes 4,9-11
Lectura de Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses

Hermanos: Acerca del amor fraterno no hace falta que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse los unos a los otros. Como ya lo hacen con todos los hermanos de Macedonia. Hermanos, les exhortamos a seguir progresando: esfuércense por mantener la calma, ocupándose de sus propios asuntos y trabajando con sus propias manos, como se lo tenemos mandado.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 97,1.7-8.9
R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud

Canten al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.
Retumbe el mar y cuanto contiene, la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos, aclamen los montes. R/.
Al Señor, que llega para regir la tierra. Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud. R/.

Evangelio: Mt 25,14-30
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, que se iba al extranjero, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco.” Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”.

Palabra del Señor


“La rosa representa la reina de las flores”

Hoy celebramos a Santa Rosa de Lima, la cual se llamaba en verdad Isabel, recibió su nombre de una mujer india que trabajaba en su casa paterna. Esta mujer simple condensó en este nombre todo lo que ella había visto y experimentado en Isabel. La rosa representa la reina de las flores y por lo tanto el prototipo de la belleza de la creación de Dios. Esta mujer india, que ha permanecido desconocida pero que dio a Isabel el nombre de Rosa, reaccionó propiamente de esta manera ante la belleza espiritual de esta pequeña niña y, ciertamente, no sólo ante su belleza exterior y corpórea. Después, en ocasión de su confirmación, recibida de las manos de Santo Toribio de Mogrovejo, Rosa misma aceptó definitivamente este nombre como muestra de su «sí» al Señor y su constante afecto por aquella mujer india.
Santa Rosa difundió en todo el mundo el perfume de Cristo a través de su predicación, a través de su actividad sin descanso, de su acción y de sus sufrimientos. Rosa de Lima lo ha difundido y continúa difundiéndolo hasta hoy simplemente a través de su ser. Su figura humilde y pura irradia su luz a través de los siglos sin mudas palabras; ella es el perfume de Cristo que hace resonar de sí misma su anuncio más fuertemente que a través de escritos e impresos. Así ella es también una gran maestra de vida espiritual, cuyas palabras están llenas de la profundidad de una experiencia vivida de Cristo en la consumación interior de sus sufrimientos vividos en comunión con Jesús Crucificado.
Santa Rosa de Lima puso en su vida espiritual tres puntos esenciales, que son válidos como programas para la Iglesia de hoy así como lo fueron en su tiempo.

  1. Como primer punto está la oración, entendida no como recitación de fórmulas, sino como un dirigirse interiormente al Señor, como estar en su luz, como dejarse incendiar por su fuego santo.
  2. Su Amor a Cristo, el despreciado, el doliente, Aquel que por nosotros se ha hecho pobre, ella también ama a todos los pobres que llegaron a ser sus hermanos más cercanos. Era clarísima su caridad de donde brota la solidaridad con el Cristo doliente.
  3. De aquí deriva también su tercer punto esencial: la misión. A través de sus palabras y de sus reflexiones aparece una perspectiva universalista. Ella deseaba poder ir, libre de las ataduras y de los límites que comporta nuestra corporeidad, a través de las calles de todo el mundo y conducir los hombres y mujeres hacia el Salvador doliente.
    Agradezcamos al Señor por habernos dado esta mujer, Démosle gracias por el coraje de su fe, que Él ha vuelto a despertar aquí en América Latina. Pidámosle que su presencia sea cada vez más fuerte y que su perfume se extienda desde aquí a todo el mundo.

Palabra del Señor


Juan Bautista: "el mayor entre los nacidos de mujer"

Hoy, la tradición cristiana recuerda el martirio de san Juan Bautista, "el mayor entre los nacidos de mujer", según el elogio del Mesías mismo (cf. Lc 7,28). Ofreció a Dios el supremo testimonio de la sangre, inmolando su existencia por la verdad y la justicia; en efecto, fue decapitado por orden de Herodes a petición de Salomé.
En el Calendario romano es el único santo de quien se celebra tanto el nacimiento, el 24 de junio, como la muerte que tuvo lugar a través del martirio. La memoria de hoy se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del siglo IV, se veneraba su cabeza. Su culto se extendió después a Jerusalén, a las Iglesias de Oriente y a Roma, con el título de Decapitación de san Juan Bautista. En el Martirologio romano se hace referencia a un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de San Silvestre en Campo Marzio, en Roma.
En la encíclica Veritatis splendor, San Juan Pablo II, recordando el sacrificio de san Juan Bautista (cf. n. 91), afirmó que el martirio es un "signo preclaro de la santidad de la Iglesia" (n. 93). Aunque son pocos relativamente los llamados al sacrificio supremo, existe sin embargo "un testimonio de coherencia que todos los cristianos deben estar dispuestos a dar cada día, incluso a costa de sufrimientos y de grandes sacrificios". Realmente, a veces hace falta un esfuerzo heroico para no ceder, incluso en la vida diaria, ante las dificultades y las componendas, y para vivir el Evangelio.
Celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad, no admite componendas. La vida cristiana exige, por decirlo así, el «martirio» de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, la valentía de dejar que Cristo crezca en nosotros, que sea Cristo quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones.
El ejemplo heroico de san Juan Bautista nos hace pensar en los mártires de la fe, que, a lo largo de los siglos, han seguido valientemente sus pasos. De modo especial, vienen a la memoria los numerosos cristianos que durante el siglo pasado y hoy también, han sido víctimas del odio religioso en diversas naciones del mundo. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre el primado de Dios en nuestra vida.

(Guía Litúrgica)

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