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“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”

LA PALABRA CADA DÍA

II Semana de Cuaresma

“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”

Lunes, 6 de marzo del 2023

Color: MORADO

Primera lectura: Dn 9, 4-10
Lectura del Profeta Daniel

Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos! Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y a todo el pueblo de la tierra.
Tú, mi Señor, tienes razón y a nosotros nos abruma la vergüenza, tal como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel, a los de cerca y a los de lejos, en todos los países por donde los dispersaste a causa de los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona, aunque nos hemos rebelado contra él. No obedecimos la voz del Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por medio de sus siervos, los profetas.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 78, 8.9.11 y 13
R/. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados

No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, Salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. R/.
Llegue a tu presencia el gemido del cautivo: con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte. R/.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño, te daremos gracias siempre, cantaremos tus alabanzas de generación en generación. R/.

Evangelio: Lc 6, 36-38
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Sean compasivos como su Padre es compasivo; no juzguen, y no serán juzgados; no condenen, y no serán condenados; perdonen, y serán perdonados; den, y se les dará: les verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midieren se les medirá a ustedes».

Palabra del Señor


“El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado”

La primera lectura de hoy es una oración penitencial. En ella se expresa el sentimiento del hombre religioso, ante Dios. Un sentimiento que le nace de haberse portado mal con su Dios. Por eso, reconoce que Dios es Dios y que ha hecho muchos favores al pueblo judío. Ha sellado con él una alianza de amor: “Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo”, y les ha indicado los caminos que llevan a vivir con sentido y esperanza.
También reconoce ante el Señor que “guardas la alianza y el amor a los que te aman y observan tus mandamientos”. Pero es él y el pueblo quienes no han sido fieles a la alianza: “Nosotros hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos”. Sin embargo, sabe que el Señor se mantiene fiel a su alianza de amor, por lo que al pueblo que muestre su vergüenza y su arrepentimiento le concederá gustoso el perdón, porque “mi Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona”.
En el Evangelio Jesús nos habla de su Padre y de nuestro Padre y nos dice que los hijos deben tener la misma conducta que su Padre: “Sean compasivos como su Padre es compasivo”. Si nuestro Padre Dios es compasivo, y no condena y no juzga y perdona siempre, tenemos que hacer lo mismo que Él.
Ante la debilidad humana, para cumplir con este sueño del Señor, Jesús viene en nuestra ayuda y todo lo que pide que hagamos a los demás lo hace Él primero con nosotros. Él nos perdona, no nos condena, no nos juzga, entrega su vida por cada uno de nosotros. Además, siempre que hagamos algo bueno a nuestros hermanos se lo estamos haciendo a Él, pues “cada vez que lo hicieron a uno de mis hermanos pequeños a mí me lo hicieron” (Mt 25,40).
Por si fuera poco, cuando nos falten fuerzas, Dios viene de nuevo en nuestra ayuda y nos regala su mismo amor para que amemos con su amor. El cristiano es el que ama no sólo con su amor, sino con la fuerza amorosa de Dios, que Él le regala. En efecto, san Pablo nos dice que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rom 5,5). Parafraseando una las expresiones emblemáticas de Pablo, podemos afirmar que el cristiano es el que puede decir con verdad: Ya no soy yo quien ama, es Cristo quien ama en mí, quien perdona en mí, quien sufre en mí, quien es compasivo en mí.

(Guía Litúrgica)

“Que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones”✍

Categorías: Nacionales
Etiquetas: La Palabra Diaria
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