Por Carlos Vicente, M.A. en Orientación e Intervención Psicopedagógica
El enfrentamiento entre Irán e Israel no es solo una disputa regional: es un epicentro potencial de desestabilización global. Este artículo explora cómo un conflicto localizado puede escalar hacia una crisis internacional por medio de dinámicas geopolíticas, estructuras de poder y errores de cálculo estratégico. A través del análisis de conceptos como la trampa de Tucídides, la disuasión nuclear y la escalada militar, se plantea también una mirada pedagógica que subraya la necesidad urgente de una educación para la paz como herramienta de resiliencia global.
1. El corazón inflamable de Medio Oriente
La tensión persistente entre Irán e Israel se sostiene sobre una amalgama explosiva de rivalidades históricas, intereses geopolíticos y narrativas identitarias. Lo preocupante no es únicamente el intercambio de agresiones o amenazas, sino el involucramiento indirecto de actores regionales —como Hezbollah, los hutíes o las milicias iraquíes— que responden a agendas paralelas pero conectadas.
El peligro radica en que cualquier chispa podría prender un incendio que traspase fronteras. La interrupción de puntos neurálgicos como el estrecho de Ormuz o el canal de Suez podría tener consecuencias devastadoras para la economía mundial, afectando cadenas de suministro, mercados energéticos y la estabilidad diplomática global. Lo regional se convierte, así, en universal.
2. La trampa de Tucídides: ¿Irán como nueva potencia emergente?
Graham Allison advirtió que, históricamente, cuando una potencia emergente desafía el orden establecido, el miedo mutuo puede conducir a una guerra que nadie desea pero que parece inevitable. Esa es la lógica detrás de la llamada trampa de Tucídides.
En este escenario, Irán aparece como un actor en expansión, buscando consolidar su influencia más allá de sus fronteras. Israel, por su parte, responde desde una posición de poder consolidado pero marcada por un temor existencial, lo cual intensifica la posibilidad de decisiones reactivas, sin espacio para la contención racional. Esta dinámica crea un ciclo de acciones y reacciones que, sin mediación, puede escapar al control de todos los involucrados.
3. La sombra de MAD y el riesgo de la escalada estratégica
Aunque Irán no ha confirmado oficialmente poseer armas nucleares, la lógica de disuasión sigue presente como un fantasma de la Guerra Fría. La doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD, por sus siglas en inglés) sugiere que el miedo compartido a la aniquilación puede evitar el conflicto abierto.
Sin embargo, esa "paz por temor" es frágil. Automatismos militares, errores de interpretación, fallos de comunicación o provocaciones no calculadas pueden activar una escalada estratégica difícil de detener. En un mundo hiperconectado e hipermilitarizado, bastan segundos para pasar de la retórica a la catástrofe.
4. Educación para la paz: una estrategia de resiliencia global
Desde una perspectiva psicopedagógica, los conflictos armados no se resuelven únicamente con tratados ni sanciones. Requieren una base social y cultural comprometida con la convivencia, la empatía y el pensamiento crítico.
La educación para la paz no debe ser un apéndice simbólico en el currículo escolar, sino una columna vertebral en la formación de ciudadanos globales. Solo una ciudadanía educada para entender el mundo en su complejidad, reconocer al otro como legítimo diferente y rechazar la violencia como mecanismo de resolución podrá evitar que repitamos los errores del pasado.
Sobre el autor:
Carlos Vicente es Magíster en Orientación e Intervención Psicopedagógica. Su trabajo se centra en las conexiones entre historia, pedagogía crítica y geopolítica contemporánea. Defensor de una educación basada en la paz, la dignidad humana y la ciudadanía global.