LA PALABRA DIARIA
Viernes después de Ceniza
“Debemos hacer un compromiso diario y responder cada instante al llamado que Jesús nos hace” (Lc 9,22-25)
Color: MORADO
19 de febrero de 2021
Primera Lectura: Is 58,1-9a
Lectura del libro de Isaías
Así dice el Señor Dios: «Grita a plena voz, sin cesar, alza la voz como una trompeta, denuncia a mi pueblo sus delitos, a la casa de Jacob sus pecados. Consultan mi oráculo a diario, muestran deseo de conocer mi camino, como un pueblo que practicara la justicia y no abandonase el mandato de Dios. Me piden sentencias justas, desean tener cerca a Dios. "¿Para qué ayunar, si no haces caso?; ¿mortificarnos, si tú no te fijas?" Miren: el día de ayuno busquen su interés y apremian a sus servidores; miren: ayunan entre riñas y disputas, dando puñetazos sin piedad. No ayunen como ahora, haciendo oír en el cielo sus voces. ¿Es ése el ayuno que el Señor desea para el día en que el hombre se mortifica?, mover la cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza, ¿a eso lo llaman ayuno, día agradable al Señor?
El ayuno que yo quiero es éste – oráculo del Señor: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos, romper todos los cepos, partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo y no cerrarte a tu propia carne. Entonces nacerá una luz como la aurora, en seguida te brotará la carne sana; te abrirá camino la justicia, detrás irá la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor, y te responderá; gritarás, y te dirá: "Aquí estoy."»
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 50, 3-4.5-6a.18-19
R/. Un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R/.
Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra ti, contra ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces. R/.
Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. R/.
Evangelio: Mt 9,14-15
Lectura del santo evangelio según san Mateo
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?» Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio y entonces ayunarán.»
Palabra del Señor
“El ayuno me lleva a vencer mi egoísmo, la preocupación por mis intereses, para abrirme a las necesidades del prójimo” (Mt 9,14-15)
El profeta Isaías hace una denuncia al pueblo de Israel sobre el modo en que ellos realizan el ayuno. Y es que, si no hacemos las cosas con un verdadero sentido, las prácticas religiosas corren el riesgo de volverse mecánicas y externas y no producen ningún efecto positivo, ni dan los frutos que Dios desea. Porque lo que Dios espera y desea de nosotros, no son las muchas parafernalias de las que a veces llenamos nuestras oraciones y nuestros actos de piedad; sino que practiquemos la justicia, que obremos rectamente y que nos compadezcamos del sufrimiento y las necesidades de los demás, haciéndonos uno con el otro. No importa lo mucho o poco yo tenga, siempre habrá personas más necesitadas que yo, a las que puedo y tengo el deber de acoger y ayudar, como hijos e hijas que son de Dios.
El ayuno no debe ser dejar de comer para acumular comidas para luego ingerirlas todas juntas, el ayuno tiene que ser un despojarse de aquello que me gusta para darlo a quien más lo necesita, y, sobre todo, defender a quien carece de defensa y ser la voz de quien calla por miedo o simplemente habla, pero no es escuchado ¡Esto es un verdadero ayuno, donde se practica la justicia y el derecho!
El ayuno me lleva a vencer mi egoísmo, la preocupación por mis intereses, para abrirme a las necesidades del prójimo. Hoy más que nunca es necesario volver al retomar el sentido del ayuno, ya que vivimos en una sociedad de consumo, de gastos compulsivos. Mediante la práctica del ayuno aprendemos a descubrir lo esencial. En este día, en el que somos llamados a vivir las prácticas propias de la penitencia cuaresmal, busquemos que las mismas se conviertan en un medio de encuentro con los demás, sobre todo con los más necesitados.
(Guía Mensual)
“Miren, estamos subiendo a Jerusalén…” (Mt 20,18)
Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad✍