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“Cantaré eternamente tus misericordias, Señor”: La palabra del viernes.

LA PALABRA DIARIA

Feria Privilegiada de Adviento

“Nace un nuevo mundo y una nueva humanidad. Este cántico de Zacarías, en la vigilia de Navidad” (Lc 1, 67-79)

Color: MORADO

Viernes, 24 de diciembre de 2021

Primera lectura: II Sam 7,1-5.8b-12.14a.16
Lectura del segundo libro de Samuel

Cuando el rey David se estableció en su palacio, y el Señor le dio la paz
con todos los enemigos que le rodeaban, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo estoy viviendo en casa de cedro, mientras el arca del Señor vive en una tienda.», Natán respondió al rey: «Ve y haz cuanto piensas, pues el Señor está contigo.»
Pero aquella noche recibió Natán la siguiente palabra del Señor: «Ve y
dile a mi siervo David: “Esto dice el Señor: ¿Eres tú quien me va a construir
una casa para que habite en ella? Yo te saqué de los apriscos, de andar tras
las ovejas, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. Yo estaré contigo en
todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los
más famosos de la tierra.
Daré una tierra a Israel, mi pueblo: lo plantaré para que viva en ella sin
sobresaltos, y en adelante no permitiré que animales lo aflijan como
antes, desde el día que nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel.
Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré grande y te daré
una dinastía. Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu
trono durará por siempre.”»

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 88, 2-3.4-5.27 y 29
R/ “Cantaré eternamente tus misericordias, Señor”

Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad
por todas las edades. Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R.
Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: «Te fundaré
un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.» R.
Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.» Le
mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable. R.

Evangelio: Lc 1, 67-79
Lectura del santo evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre
Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor


“Nace un nuevo mundo y una nueva humanidad. Este cántico de Zacarías, en la vigilia de Navidad” (Lc 1, 67-79)

Acaban las promesas. Se echa encima la realidad. El venir de Jesús significa la plenitud en que todo termina y todo comienza. La historia se divide en dos. Nace un nuevo mundo y una nueva humanidad. Este cántico de Zacarías, en la vigilia de Navidad, es como el éxtasis de la alegría y esperanza. En él se recogen los temas principales que inspiran y recorren todo el Antiguo Testamento. La revelación del amor misericordioso del Padre. Todos ellos constituyen el eje central de la misión del Hijo de Hombre.
Ahora al finalizar este Adviento puede uno preguntarse: ¿qué ha significado este Adviento para mí? El más profundo sentido del Adviento es siempre un más profundo encuentro con Cristo. El hecho de la venida de Cristo no nos sitúa automáticamente en un vivir después de Cristo según el espíritu. El partir en dos la historia ha de entenderse más según el espíritu que según el tiempo. El espíritu es asimilación de su amor y exigencias. Y cualquiera que no haya asimilado este espíritu vive espiritualmente antes de Cristo. Digamos como el profeta Zacarías: “Bendito el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo”.

(Guía mensual)

“Que Dios llene de paz tu casa y te bendiga grandemente, Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén” ✍

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