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LA PALABRA CADA DÍA
II Semana. Tiempo de ADVIENTO
“Pasará el cielo y la tierra, pero mi Palabra no pasará”
18 de diciembre del 2025 (Jueves)
Color: MORADO
Primera lectura: Jr 23,5-8
Lectura del Profeta Jeremías
Miren que llegan días –Oráculo del Señor– en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En su día se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: «El-Señor-nuestra-justicia». Por eso, miren que llegan días –Oráculo del Señor– en que no se dirá: «vive el Señor que sacó a los israelitas de Egipto», sino que se dirá: «vive el Señor que sacó a la raza de Israel del país del Norte y de los países adonde los expulsó, y los trajo para que habitaran en sus campos».
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 71,1-2.12-13.18-19
R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente
Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/.
Porque él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R/.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas; bendito por siempre su nombre glorioso; que su gloria llene la tierra. ¡Amén, amén! R/.
Evangelio: Mt 1,18-24
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
El nacimiento de Jesucristo fue así:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Miren, la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa “Dios-con-nosotros”).
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.
Palabra del Señor
“Jesús es ese Emmanuel, ese Mesías esperado”
Nos estamos acercando un poquito más al gran misterio del nacimiento de Jesús, nuestro Hermano, Señor y Redentor. Estas lecturas, nos recuerdan que las promesas de Dios son eternas y que más fácil pasarán el cielo y la tierra antes de que deje de cumplirse lo que Dios ha prometido.
El profeta Jeremías, con este oráculo devuelve la esperanza a un pueblo cautivo, temeroso y oprimido. El profeta indica que Dios Padre suscitará un vástago legítimo del linaje y de la casa de David.
En el Evangelio se nos narra el nacimiento de Jesús, de quien los evangelistas dan testimonio que era conocido y aclamado como el Hijo de David, aquel cuyo reinado no tiene, y no tendrá, fin. Jesús es ese Emmanuel, ese Mesías esperado por todos para que libere a la humidad cautiva del pecado y de la muerte.
Y esa es una gran noticia: el nacimiento de Jesús nos llena a todos de esperanza. Dios mismo ha venido a salvarnos; ha venido para que florezca la justicia en un mundo con sociedades tan injustas; ha venido para que la verdadera paz abunde eternamente en un mundo tan dividido por guerras, discordias y enemistades.
Jesús ha venido a traer luz para que dejemos de caminar en las tinieblas del error, para que abandonemos el camino que llevamos y acojamos su propuesta de amor y entrega servicial a Dios padre y a los demás.
Finalmente, me gustaría decir unas breves palabras sobre la familia. El texto nos muestra a María, José y al niño Jesús formando una familia unificada por el amor, abierta a la voluntad de Dios, fortalecida por los valores de fe, la moral y las buenas costumbres. Hemos de imitar en nuestros hogares el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret, cuya fiesta celebraremos el último domingo de este año.
No descuidemos nuestros hogares; construyamos una familia sólida. La familia es Iglesia doméstica. ¡Cuidémosla!
(Guía Litúrgica)
“La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes” (2 Cor 13, 13) ✍

