SER IGNORADO DE MI PATRIA Por: Juan C. Benzán
Te veo pasar todas las mañanas
y todas las tardes por mi estancia,
ignorado por los de las caravanas
a los que vendiste la conciencia.
Siento tu llanto triste todos los días,
tu orgullo inexhausto ya asesinado
por la iniquidad de la aviesa ironía,
la lira de un verso que está llorando
sobre las entrañas de la patria mía.
Has regado incontables currículum
a políticos a los que vendiste el voto,
en aras de conseguir un adendum
para tu miseria de ignorante devoto.
El hambre consume tu existencia
de ciudadano cabeza de familia,
no basta el pergamino que licencia
tu profesión u oficio que culmina;
para los orcopolitas sin conciencia.
El murmullo del silencio en cofradía
otea sigilosamente por la mañana
en colusión con la tenue luz del día,
sobre el manto de la tarde y la noche
golpean las rendijas de tu ventana.
La esperanza de las flores marchitas
esparcen sobre el llanto su fragancia,
los jazmines profanan las margaritas
grávidos de avaricia y de arrogancia.
¡Triste el escenario de la patria mía!
¡Preñado de hojarasca está la huerta!
La esperanza no ha muerto todavía,
la libertad dejará de ser una muerta.
¡Oh, mi heroica Quisqueya vulnerada!
!Paraíso eterno de encantos y ternura!
Hoy que ingratos vulneran tu morada,
la fe en el porvenir y tu excelsa bravura;
gravita en tu cielo luminosa la estrella,
que instila luces de tu heroica epopeya.