La exoneración de impuestos a las iglesias evangélicas, contemplada en la reforma fiscal del presidente Abinader, ha generado inquietud, ya que estas instituciones quedarán liberadas de una carga que el resto del pueblo seguirá soportando. Esto plantea serios cuestionamientos sobre la equidad fiscal, ya que se privilegia a un grupo específico mientras que la población general sigue enfrentando las mismas dificultades económicas.
Como instituciones que representan valores de justicia y servicio, las iglesias evangélicas tienen la responsabilidad moral de velar por los intereses de toda la sociedad, no solo los propios. Aceptar exoneraciones sin comprometerse a trabajar activamente por el bienestar común puede dar la impresión de que priorizan su propio beneficio en lugar de defender los derechos y necesidades de todos, especialmente de los más vulnerables. Como se menciona en Proverbios 31:8-9: "Habla por los que no pueden hablar por sí mismos, asegúrate de que se haga justicia. Sí, defiende a los pobres y a los indefensos, y asegúrate de que se haga justicia."
Para que la justicia fiscal prevalezca, es fundamental que las iglesias aboguen por una reforma que beneficie a toda la sociedad, no solo a ellas mismas. Además, deben demostrar su compromiso con el bien común al utilizar cualquier beneficio recibido para apoyar activamente a las comunidades más afectadas por las cargas fiscales, reflejando así su verdadera misión de servicio.
Por: Lic. Jairo Moreta Cuevas