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“Nos llama por nuestro nombre”: La palabra del miércoles, aquí 👇

REFLEEXIONANDO LA PALABRA

Feria de NAVIDAD

“Nos llama por nuestro nombre”

Miércoles, 5 de enero del 2022

Primera Lectura: I Jn 3, 11-21
Lectura de la primera carta de san Juan

Queridos hermanos: Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.
No seamos como Caín, que procedía del Maligno y asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo asesinó? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran buenas. No les sorprenda, hermanos, que el mundo los odie; nosotros hemos pasado de la muerte a la vida: lo sabemos porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida. Y saben que ningún homicida lleva en sí vida eterna. En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Pero si uno tiene de qué vivir y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con obras. En esto conoceremos que somos de la verdad, y tranquilizaremos nuestra conciencia ante él, en caso de que nos condene nuestra conciencia, pues Dios es mayor que nuestra conciencia y conoce todo. Queridos, si la conciencia no nos condena, tenemos plena confianza ante Dios.

Palabra de Dios

Salmo Responsorial: 99.2.3.4.5
R/. Aclama al Señor, tierra entera

Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren en su presencia con vítores. R/.
Sepan que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades.» R/.

Evangelio: Jn 1,43-51
Lectura del santo evangelio según san Juan

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice: «Sígueme.» Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice: «Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret.» Natanael le replicó: «¿De Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y verás.»
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.» Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?» Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.» Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.» Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo les aseguro: verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor


“Nos llama por nuestro nombre”

Hoy, al igual que hace tantos años, solemos cantar “Amémonos de corazón, no de labios ni de oídos”. Hoy, San Juan nos entona este canto de amor. Es una exhortación matizada por la cercanía y el compromiso con los hermanos y, por tanto, con la comunidad. Un llamado a no “matar al hermano” como Caín ni de permitir que resalte la maldad, el egoísmo, la envidia y las injusticias. Hoy se nos motiva a actuar hacia el bien transmitido por la Palabra.
Resuenan las palabras de Caín quien se refiere Abel:” ¿Soy yo acaso el guardián de mi hermano?”. Hoy respondamos de forma afirmativa: “¡Yo soy el guardián de mi hermano”! En Cristo somos todos hermanos y convocados a la mesa del compartir y del amor. Pero el mundo nos llama al individualismo, al empoderamiento frente a los demás, a la acumulación de bienes, los afanes egoístas, alejándonos de una vida llena de Gracia.
Cristo nos invita a llevar al amor como máxima expresión de su presencia. Un amor que da de comer física y espiritualmente, que lucha por la dignidad y la justicia, que libera y que sana (salva). Hoy volvemos a recordar que la fe sin obras es una fe muerta. Fe y obra van de la mano como las dos caras de una única moneda.
La Palabra nos insta a tener nuestra fe puesta en aquel que observa nuestro corazón con sus intenciones. Nos llama por nuestro nombre, invita a mantener una conciencia libre de reproches, a verdaderamente confiar en su Padre y a combatir cualquier tipo de pecado. Vayamos al encuentro como Felipe y Natanael a ver y a experimentar lo que nos tiene Dios preparado. Entremos en la “casa del Señor” para convencernos de que Él es “Maestro, el Hijo de Dios, y el rey de Israel” y de nuestras vidas.

(Guía Mensual)

“Que Dios llene de paz tu casa y te bendiga grandemente, Él que vive y ama por los siglos de los siglos. Amén” ✍

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