Elizabeth Francis nació en 1909, un año en que el mundo vivía grandes cambios, a lo largo de sus 115 años, fue testigo de dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la llegada del hombre a la luna y la revolución tecnológica que transformó el siglo XXI, además, vivió bajo el mandato de 20 presidentes estadounidenses.
REDACCIÓN.- Elizabeth Francis, conocida como la persona más longeva de Estados Unidos, murió a los 115 años el pasado martes 22 de octubre por la noche, según informó su nieta de 69 años, Ethel Harrison, quien también fue su cuidadora.
Elizabeth Francis nació en 1909, un año en que el mundo vivía grandes cambios, a lo largo de sus 115 años, fue testigo de dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la llegada del hombre a la luna y la revolución tecnológica que transformó el siglo XXI, además, vivió bajo el mandato de 20 presidentes estadounidenses.
Su longevidad la llevó a convertirse en una supercentenaria, un término utilizado para referirse a las personas que alcanzan o superan los 110 años de vida. Al momento de su fallecimiento, Francis era la tercera persona más longeva del mundo, según el registro global de LongeviQuest.
Gran parte de su vida transcurrió en Houston, Texas, donde dejó una huella imborrable entre quienes la conocieron. Su historia personal también reflejó grandes adversidades y resiliencia. Después de nacer en St. Mary Parish, Louisiana, en 1909, la muerte de su madre resultó en que ella y sus cinco hermanos fueran enviados a diferentes hogares.
“Creció con su tía en Houston y fue madre soltera de su única hija, Dorothy Williams, nacida en 1928″, declaró su nieta, Ethel. Ella operó un café en ABC 13 News en Houston durante casi 20 años antes de jubilarse en 1975.
Durante una entrevista en 2023 con la estación local KTRK-TV, en ocasión de su cumpleaños número 114, Francis reveló sentirse joven de corazón, a pesar de su avanzada edad. “Me siento muy, muy joven. Mírenme, soy como un pollito joven”, bromeó durante la celebración.
Cuando se le preguntó sobre el secreto de su longevidad, Francis explicó que nunca había bebido alcohol ni fumado, pero que comía “de todo”. Su nieta Ethel destacó que su abuela siempre cultivaba sus propios vegetales y prefería cocinar en casa en lugar de optar por la comida rápida. “No importaba el día de la semana que fueras a su casa, ella siempre estaba cocinando”, recordó Harrison, y agregó que esta rutina de alimentación saludable probablemente contribuyó a la larga vida de Francis.
Elizabeth Francis también se mantuvo físicamente activa y mentalmente aguda durante la mayor parte de su vida. “Nunca aprendió a conducir”, comentó Harrison, explicando que su abuela siempre dependía de autobuses y caminatas, lo cual podría haber contribuido a su notable longevidad. “Llevó una vida muy sencilla: se acostaba temprano, se levantaba temprano, trabajaba duro y luego hacía una comida nutritiva para estar con su familia”, añadió Harrison.
La dieta equilibrada y el cuidado personal eran pilares importantes en la vida de Elizabeth Francis, pero su longevidad también estaba profundamente ligada a su fe y su fuerte vínculo familiar. Su hija Dorothy Williams, de 96 años, expresó durante la misma entrevista su asombro por el hecho de que su madre hubiera llegado a los 114 años. “Es difícil de creer”, dijo Williams, quien describió la vida de su madre como una bendición para la familia. “Ella ha sido una madre y abuela maravillosa para todos nosotros. Ha sido nuestro pilar”.