LA PALABRA CADA DÍA
XXXII Semana. Tiempo Ordinario
"La venida de Cristo será repentina, inesperada”
Viernes, 15 de noviembre del 2024
Color: VERDE/BLANCO
Primera lectura: 2Jn 4-9
Lectura de la Segunda Carta de San Juan
Señora elegida: Me alegré mucho al enterarme de que tus hijos proceden con autenticidad, según el mandamiento que el Padre nos dio. Ahora tengo algo que pedirte, señora. No pienses que escribo para mandar algo nuevo, sino sólo para recordarles el mandamiento que tenemos desde el principio, amarnos unos a otros. Y amar significa seguir los mandamientos de Dios. Como oyeron desde el principio, éste es el mandamiento que debe regir su conducta. Es que han salido en el mundo muchos embusteros, que no reconocen que Jesucristo vino en la carne. El que diga eso es el embustero y el anticristo. Estén en guardia, para que reciban el pleno salario y no pierdan su trabajo. Todo el que se propasa y no permanece en la doctrina de Cristo vive sin Dios; quien permanece en la doctrina, vive con el Padre y el Hijo.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 118,1.2.10.11.17.18
R/. Dichoso el que camina en la voluntad del Señor
Dichoso el que, con vida intachable, camina en la voluntad del Señor. R/.
Dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R/.
Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R/.
En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. R/.
Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras. R/.
Ábreme los ojos, y contemplaré las maravillas de tu voluntad. R/.
Evangelio: Lc 17,26-37
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos. Lo mismo sucedió en tiempos de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos. Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.
Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva. Acuérdense de la mujer de Lot. El que pretenda guardarse su vida la perderá; y el que la pierda la recobrará. Les digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán; estarán dos en el campo a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán».
Ellos le preguntaron: «¿Dónde, Señor?»
Él contestó: «Donde está el cadáver, se reunirán los buitres».
Palabra del Señor
"La venida de Cristo será repentina, inesperada”
El Evangelio de hoy trae palabras de Jesús sobre cómo preparar la llegada del Reino. Ahora bien, quien determina la hora de la llegada del fin de este mundo es Dios. Lo que da seguridad, no es saber la hora del fin del mundo, sino la certeza de la presencia de la Palabra de Jesús presente en la vida. La rutina puede envolvernos de tal forma que no conseguimos pensar en otra cosa, en nada más, y terminamos desatendiendo cosas importantes en nuestras vidas que traen como consecuencia el derrumbamiento de nuestra fe.
La destrucción que anuncia Jesús vendrá con tal rapidez que si estamos en la azotea de la casa no vale la pena bajar a buscar alguna pertenencia. “Acuérdense de la mujer de Lot”, esto es, no miren atrás, no pierdan tiempo, tomen la decisión e ir adelante: es cuestión de vida o de muerte.
“Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará” –nos dice Jesús-. Es una invitación a la realización de la persona que es capaz de darse enteramente a los demás. Pierde, la vida aquel que la conserva sólo para sí. Este consejo de Jesús es la confirmación de la más profunda experiencia humana: la fuente de la vida está en la entrega de la vida. Dando, es como se recibe.
Esta lectura es una invitación a estar vigilantes para que con nuestro modo de vivir y de servir a los demás, caminando en la verdad, según el mandamiento que el Padre nos dio amarnos unos a otros, podamos ser de los que merezcan pertenecer a la legión de los elegidos por el Señor, “el día que se manifieste el Hijo del Hombre”. "¿Señor, dónde ocurrirá esto?" -Preguntaron los discípulos-. Jesús, dando una respuesta enigmática dijo: "Donde esté el cadáver, se reunirán los buitres". Podemos interpretar que será allí donde esté determinado por el Plan de Dios.
¿Qué importa el “dónde” y “cuándo”? No sabemos ni la hora ni el lugar. Tampoco lo necesitamos saber. La venida de Cristo será repentina, inesperada. Muchos estaremos desprevenidos porque el juicio divino sobre los hombres vendrá de repente. Eso no significa que debemos encerrarnos inactivamente para esperar ese momento. No. Cristo nos exhorta a la vigilancia, a que no descuidemos lo más importante de nuestra vida, que es ganarnos la eterna. Nuestro accionar diario debe llevarnos a amar en todo momento. Amando ganaremos el cielo porque “amar significa seguir los mandamientos de Dios” (2 Jn 6a).
Aunque no sepamos ni importe el dónde ni el cuándo, sí debe importarnos el “cómo debemos estar preparados”. Somos muy dados a dejarlo todo para última hora. ¡Preparémonos ya! Si nos pidieran cuentas hoy, cómo responderíamos a la pregunta: ¿he llevado una vida recta? ¿He hecho buenas obras que agradan a Dios? ¿Lo que he hecho por mi prójimo ha sido por amor o por algún interés particular?
¡Qué nuestras acciones nos ayuden a estar preparados para ser de los elegidos el día que se manifieste el Hijo del Hombre! La oración en familia es un buen medio para mantener la unidad familiar y, por ende, el amor entre nosotros, que es lo que desea Dios. Así seremos “dichosos porque caminaremos en la voluntad del Señor”. Amén.
(Guía Mensual)
“Que el Dios de la vida y dador de vida te cubra con su alegría y con su paz”✍