LA PALABRA CADA DÍA
XXXIII Semana. Tiempo Ordinario
"La paz es fruto del amor, del perdón, de la comprensión y aceptación del otro”
Jueves, 21 de noviembre del 2024
Color: BLANCO
Primera lectura: Ap 5,1-10
Lectura del Libro del Apocalipsis
Yo, Juan, vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un rollo escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un ángel poderoso, que pregonaba en alta voz: «¿Quién es digno de abrir el rollo y soltar sus sellos?».
Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el rollo y ver su contenido. Yo lloraba mucho, porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el rollo y de ver su contenido. Pero uno de los ancianos me dijo: «Deja de llorar; pues ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y es capaz de abrir el rollo y sus siete sellos».
Y vi en medio del trono y de los cuatro vivientes, y en medio de los ancianos, a un Cordero de pie, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados a toda la tierra. Se acercó para recibir el rollo de la mano derecha del que está sentado en el trono. Cuando recibió el rollo, los cuatro vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos. Y cantan un cántico nuevo: «Eres digno de recibir el rollo y de abrir sus sellos, porque fuiste degollado, y con tu sangre has comprado para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación; has hecho de ellos una dinastía sacerdotal, que sirva a Dios y reine sobre la tierra».
Palabra de Dios
Salmo Responsorial: 149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. Nos hiciste para nuestro Dios reyes y sacerdotes
Canten al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alaben su nombre con danzas, cántenle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca; es un honor para todos sus fieles. R/.
Evangelio: Lc 19,41-44
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida».
Palabra del Señor
"La paz es fruto del amor, del perdón y de la comprensión y aceptación del otro”
¡Cuántos de nosotros estamos deseosos y anhelantes de paz!
Paz en nuestro ser interior; paz en nuestra familia; paz en nuestro entorno laboral y estudiantil, paz en nuestro país, paz en nuestra Iglesia… ¡Paz en este mundo convulsionado por tantas guerras y conflictos!
Así como Cristo lloró al acercarse a su pueblo y verlo cómo estaba, sabiendo que iba a ser destruido por culpa del pueblo mismo, que no sabía percibir ni valorar la llamada de Dios, así también llora cuando ve la falta de paz que reina en nuestro corazón y en nuestra propia familia por falta de la vivencia de auténticos valores que nos acerquen más a Dios siendo disciplinados. Es como si los valores humanos y cristianos estuvieran también ocultos a nuestros ojos.
Ya en una ocasión Jesús lamentaba que Jerusalén no supiera percibir ni acoger la visita de Dios. Ahora, en este pasaje, es lo mismo. Anuncia la destrucción de su pueblo y proclama: “vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra”. En efecto, 40 años después, en el año 70, Jerusalén fue cercada, invadida y destruida por los ejércitos romanos.
¿Y hoy? ¿Acaso no se cierne sobre nosotros un cerco peligroso que atenta no sólo contra la paz personal sino hasta contra nuestra paz familiar y por ende la paz social?
La violencia intrafamiliar, el fraternicidio, la amenaza de legalización del aborto, el libertinaje sexual, la drogadicción, la corrupción a todos los niveles, la falta de oportunidades para un trabajo digno, los antivalores, la delincuencia rampante, la criminalidad, son elementos que nos cercan e invaden cual escuadrón de ejército que amenaza destruir nuestra dignidad humana.
Jesús con pena y tristeza nos dice: “¡si comprendieras lo que conduce a la paz!”. Y se nos hace tan difícil comprender. No comprendemos porque no queremos ver. No vemos porque olvidamos o ignoramos que sólo Cristo reinando en nuestro corazón puede traernos paz. La paz vivida en el amor de Cristo se traduce en entrega a los demás. La paz es fruto del amor, del perdón y de la comprensión y aceptación del otro.
Qué Jesús nos ayude a vivir la oración permanente en nuestra familia como un valor, para que ésta fomente la unidad entre nosotros; la unidad nos lleve a profesarnos amor, el amor nos conduzca a vivir la aceptación del uno con el otro; la aceptación nos haga experimentar paz entre nosotros, esta paz la reflejemos a los que nos rodean y nos convirtamos en fermento para que otros sientan lo mismo y así podamos cambiar al mundo al cambiar nuestras familias.
¡Qué Jesús nos ayude siempre a comprender lo que conduce a la paz!
(Guía Mensual)
“Que el Dios de la vida y dador de vida te cubra con su alegría y con su paz”✍