El 25 de noviembre de cada año el mundo se detiene para pasar revista a la situación de opresión y violencia hacia las mujeres, luego que, en 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamara oficialmente el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El día escogido como símbolo mundial de la lucha por derrotar uno de los flagelos más vergonzosos de la historia humana rememora el brutal asesinato, el 25 de noviembre del 1960, de tres mujeres dominicanas, las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, víctimas indefensas del sadismo y la sed de sangre del dictador Rafael Leónidas Trujillo quien, algunos meses más tarde, sería ajusticiado por un grupo de héroes que liberaron al pueblo dominicano de una satrapía de más de 30 años.
Año tras año la Embajada Dominicana realiza algunas actividades para mantener viva la memoria de las tres heroínas, al tiempo de dar continuidad al desafío de contribuir a la sensibilización y educación acerca de la problemática de la violencia hacia las mujeres, sumando voces al clamor de que cesen las agresiones y en un corto tiempo se pueda dejar atrás la cultura machista y sus secuelas de violencia hacia las mujeres.
En esta oportunidad la fecha fue utilizada para honrar la memoria de Juana de Ibarbourou, una de las escritoras más notables de América durante el siglo pasado, quien desde muy joven se destacó por escribir versos magistrales y prosas memorables, lo que fue convirtiéndola en una referencia internacional de la poesía y la literatura.
Entre sus muchos reconocimientos, se destacan el haber sido elegida como miembro de la Academia Nacional de Letras de Uruguaya en 1947, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Escritores en 1950 y, en 1959, Premio Nacional de Literatura en Uruguay.
Juana, nacida en el año 1892, un 8 de marzo, día y mes que, desde el año 1975, se convertiría en el Día Internacional de la Mujer en reconocimiento a las luchas históricas de las mujeres por la igualdad de género, por el ejercicio pleno de todos sus derechos y por la eliminación de la violencia de género, se convirtió en un símbolo de la tenacidad y la inteligencia, al sobresalir en un ambiente machista que permitía pocos espacios a las mujeres para destacarse.
En 1953 nombrada Mujer de las Américas por la Unión de Mujeres Americanas en Nueva York, se rebeló a su modo en contra del orden hegemónico patriarcal imperante, a través de su poesía, en la por medio de distintos recursos, denunció y criticó la situación de la muje.
Sufrió violencia doméstica. En la calle era una gloria y en su casa una mujer maltratada, además de que, siendo la mayor poeta uruguaya, fue ignorada por sus compañeros de generación.
Buena parte de su vida fue marcada por su talento y belleza, al tiempo que desgarrada por la violencia doméstica, lo que la llevó en algún momento a escribir: “Qué pena tan honda me da ser mujer”.
Entre sus muchos reconocimientos, Juana de Ibarbourou fue consejera diplomática honorífica de la República Dominicana en el año 1963.
Murió en el año 1979, en condiciones de pobreza.
Al depositar un ramo de flores en una de las plazas de Montevideo, donde se encuentra un busto en su memoria, el Embajador Fidel Santana afirmó que han tomado la iniciativa de rendir homenaje a Juana de Ibarbourou, en interés de hacer un desagravio simbólico por los tristes y malos momentos que pasó durante gran parte de su vida en calidad de víctima de violencia de género. Al mismo tiempo indicó que miles de mujeres son asesinadas cada año y millones más son víctimas de violencia, por lo que debe crecer el compromiso con la lucha permanente por construir un mundo de paz y de igualdad, donde las mujeres puedan desplegar todo su talento y sensibilidad.